Bonn, Alemania.— Tras una semana de negociaciones, las diferencias quedaron ayer patentes aquí en la reunión preparatoria para la Vigesimoprimera Conferencia de las Partes de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la COP 21, que tendrá lugar del 30 de noviembre al 11 de diciembre en París, en medio de llamados al consenso de parte de la delegación mexicana.

“Dentro de cuatro horas, el huracán Patricia golpeará la costa mexicana... No creo que tenga que decir nada más sobre la urgencia de lograr este acuerdo”, dijo Roberto Dondisch, uno de los negociadores de la delegación mexicana, , en una declaración citada por medios como la BBC que desató los aplausos de los asistentes del encuentro.

“Les pido a todos hacer a un lado sus diferencias para que, juntos, podamos empezar a trabajar”, insistió en el último día de la Convención Marco sobre Cambio Climático de Naciones Unidas (UNFCCC), en la que participaron 2 mil representantes gubernamentales.

Sin embargo, pese a alcanzarse un borrador, muchos de los puntos relacionados con los lineamientos para limitar el calentamiento de la atmósfera terrestre a un máximo de dos grados centígrados siguen abiertos, a cinco semanas de la gran cita en la capital francesa. Según los estudios de la ONU, para conseguir este objetivo habría que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre 40% y 70% hasta 2050, y a casi cero hasta finales del siglo.

Ambientalistas mencionaron entre los puntos más conflictivos el de cómo repartir la carga que significa la lucha contra el calentamiento global, así como las ayudas financieras para los países más pobres que se ven afectados por la elevación en el nivel de los mares, las sequías y las inundaciones —un compromiso que hicieron las economías más poderosas en 2009—, y la forma de encarar los daños derivados del cambio climático.

Según la delegación de Sudáfrica, que habló en representación del Grupo de los 77, una asociación de países en vías de desarrollo que congrega a casi todas las naciones de América Latina, África y Asia el texto está “extremadamente desequilibrado” en favor de las economías avanzadas y no recoge las demandas de las naciones en desarrollo.

“Casi no hubo avances esta semana en los puntos delicados a nivel político”, reconoció el experto Jan Kowalzig, de la organización no gubernamental Oxfam. “Lo que decepciona es que el texto es demasiado largo, demasiado vago y falto de determinación. Los principales responsables de esto son los países exportadores de petróleo”, señaló, por su parte, Martin Kaiser, de la agrupación ecologista Greenpeace. Aun así, Kaiser valoró como positivo que el texto contiene las opciones correctas para un acuerdo ambicioso.

Los dos presidentes de la conferencia de Bonn, el estadounidense Daniel Reifsnyder y el argelino Ahmed Djoghlaf, se mostraron optimistas. “Tenemos la estructura”, dijo Djoghlaf sobre el borrador.

Está claro cuáles son los temas del artículo número uno, del dos o del tres y de que al final no serán 100 artículos, insistió Djoghlaf. “Estamos encaminados”. dijo, aunque admitió que ciertos puntos sólo podrán ser aclarados al más alto nivel político, como es el caso de las ayudas financieras.

En la rueda de prensa final, representantes de los países de la Unión Europea (UE) admitieron que queda “mucho trabajo” pendiente para que se pueda alcanzar un acuerdo universal y vinculante para atajar el calentamiento global en la cumbre climática de París.

Los presidentes presentaron al comienzo de la cita de cinco días en Bonn un borrador de acuerdo sobre el cual debían trabajar los delegados. El texto fue reformulado y completado, pero es sólo una base para negociar. El nuevo acuerdo global debe sustituir al protocolo de Kioto a partir de 2020.

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