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Centenares de coreanos del Sur y del Norte se despidieron hoy de sus familiares del otro lado de la frontera al término de la primera de las dos rondas del reencuentro de familias divididas, que tiene lugar en un complejo turístico al sureste del territorio norcoreano.
Después de la reunión colectiva de dos horas de duración, los 389 surcoreanos y 141 norcoreanos miembros de 96 familias se dijeron adiós sin la certeza de poder volver a encontrarse de nuevo, informó una representante del Ministerio de Unificación.
Asi, los surcoreanos partieron en autobuses de vuelta a su país tras reunirse con sus hermanos, padres, hijos o cónyuges de Corea del Norte a los que no veían desde hace más de seis décadas.
En la primera ronda del que ha sido el vigésimo reencuentro de este tipo, las familias han protagonizado desde el lunes tres reuniones colectivas y una individual, además de compartir comidas y cenas.
La mayoría de ellos son ancianos que perdieron el contacto durante su juventud debido a la Guerra de Corea (1950-53) , que confirmó la división en dos del país y separó indefinidamente de sus familias a centenares de miles de personas de los dos lados al dejar la frontera herméticamente cerrada.
La segunda ronda del evento acontecerá desde el sábado hasta el lunes y en ella participarán varios centenares de miembros de 90 familias.
El de esta semana es el primer reencuentro familiar desde febrero del año pasado y el segundo en casi 5 años.
Su organización fue posible gracias al acuerdo alcanzado entre autoridades de Corea del Sur y Corea del Norte el pasado agosto para poner fin a la tensión militar entre ambos países y abrir una nueva etapa de entendimiento entre las dos Coreas.
Desde entonces, sin embargo, ambos gobiernos han seguido chocando en varios asuntos -como el desarrollo armamentístico y nuclear norcoreano- y apenas ha fluido el diálogo, con lo que todavía se ve lejos la posibilidad de organizar estos reencuentros de forma periódica.
Mientras tanto, cada año fallecen muchos de estos ancianos en las dos Coreas sin haber podido ver de nuevo a sus familiares del otro lado del paralelo 38.
lsm