Buenos Aires. — En una campaña donde nadie ha logrado sacar ventaja por sus propuestas o estrategias, todo parece valer para conquistar un voto salvador. Ninguno de los seis candidatos a la presidencia en Argentina desperdicia las últimas horas de proselitismo, máxime cuando las encuestas dejan abierta la posibilidad de una segunda vuelta y cuando los que no pasen pueden negociar desde otra relación de fuerza.

Mauricio Macri, el opositor mejor colocado en todos los sondeos, dedicó esta última semana a hacer lo que no había hecho o había hecho escasamente a lo largo de estos meses: visitar barrios marginados, a los llegó para pedir el “favor” de un voto.

“Les pido por favor que nos voten, que los vamos a representar, vamos a construir la Argentina que viene con mucho diálogo”, prometió. Su principal rival de estas horas, el alcalde de Tigre, Sergio Massa, insiste en que es el único que en una hipotética segunda vuelta es capaz de vencer al oficialista Daniel Scioli. “Porque somos peronistas”, dice.

Massa se refugió tanto en su distrito, Tigre, como en el interior en el territorio que mejor conoce como ex funcionario del kirchnerismo, en los centros de Jubilados, donde llamó a varias personas mayores por su nombre de pila y no escatimó fotos con nadie. “A la gente le digo que si nos ayuda a estar en la segunda vuelta, terminamos con una etapa en la Argentina, y viene una etapa plural”.

“Algunos descartaron demasiado rápido las posibilidades de Massa; sin embargo, se registra un ascenso con respecto a las primarias; podría dar de qué hablar”, asegura el sociólogo Artemio López, de la consultora Equis, cercana al gobierno.

Mientras Massa y Macri pelean por ser el segundo lugar, Scioli no descansa. Ni él ni su virtual “jefa de campaña”, la presidenta Cristina Kirchner. En días pasados, cuando ya regía la restricción de funcionarios para hacer campaña, ambos aparecieron en Caleta Olivia (provincia de Santa Cruz) para apuntalar la candidatura de Alicia y Máximo Kirchner a gobernadora y diputado de esa provincia, donde la jefa de Estado aprovechó para pedir el voto para el gobernador bonaerense. Ello significó una violación a la ley electoral pero nadie, ni desde la Justicia ni desde la oposición, pidió cuentas.

Hasta cuando descansa, Scioli trabaja. Así, por ejemplo, gusta de jugar al futbol... ante las cámaras.

Macri fue quien más anduvo por las calles. Como días pasados en la ciudad de La Plata, donde salió con su equipo a tocar puertas para charlar con los vecinos y sorprender a propios y a extraños, a decir por la reacción de los dueños de casa. “Qué parecido a tu papá que estás, ahora que tenés canas y estás más grande…”, lo espetó una mujer entrada en años después de digerir la sorpresa por la presencia del candidato, con el que llevó la charla para el lado del futbol. “Yo soy de River y no sé si te voy a votar”, dijo un poco en broma y un poco en serio la mujer, dada la condición de Macri de ex presidente del Boca Juniors. Es que, a falta de propuestas, en Argentina, siempre está a mano el futbol para dirimir una conversación o un debate.

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