Después del estallido de una oleada de escándalos de corrupción que causaron un sismo político, con la renuncia del presidente y de la vicepresidenta, de una primera ronda electoral y de la mayor tragedia natural que ha sufrido en el siglo XXI, en una sucesión de estremecedores hechos ocurridos entre mayo y octubre de 2015, Guatemala entró ayer a la recta final de la segunda vuelta de los comicios presidenciales que se realizará el próximo domingo.

Jimmy Morales —cómico de televisión y candidato por el opositor Frente de Convergencia Nacional— y Sandra Torres —ex primera dama, y aspirante por la opositora y ex gobernante Unidad Nacional de la Esperanza— se disputan la presidencia de Guatemala, en el cierre de una campaña signada por una profunda crisis institucional que se agravó con los escándalos de corrupción.

Morales ganó cómodamente la primera vuelta, en la que participaron 14 candidatos y también se eligieron legisladores y autoridades municipales, mientras que a Torres le costó colarse a la contienda definitiva. El Tribunal Supremo Electoral informó que las campañas concluirán este viernes, por lo que Morales y Torres todavía continúan en una cacería de votos.

La persona que gane asumirá una gestión de cuatro años a partir del 14 de enero de 2016, cuando debía concluir la administración presidencial de Otto Pérez Molina y de su vicepresidenta Roxana Baldetti. Tras ser acusado de estar implicado en una millonaria defraudación en aduanas, Pérez dimitió a principios de septiembre y Baldetti a inicios de mayo anterior; ambos están presos.

Las elecciones tendrán lugar en un país todavía sacudido por la tragedia del pasado 1 de octubre, cuando un alud sepultó la aldea de El Cambray II, al sur de la capital guatemalteca, y dejó un saldo de 274 muertos y 70 desaparecidos.

Recluidos en albergues, los damnificados aceptaron un plan gubernamental para reubicarse en 200 viviendas que serán construidas en una finca de la zona que fue decomisada al narcotraficante guatemalteco Marvin Montiel Marín, alias El Taquero, condenado por una matanza de 16 nicaragüenses en 2008 en un lío de drogas entre bandas del crimen organizado.

La tragedia natural mostró que, en una nación en la que 55% de sus más de 16 millones de habitantes está hundido en la miseria, miles de guatemaltecos viven en casas construidas en sitios de alto riesgo como en el que ocurrió el deslave. La estatal Coordinadora para la Reducción de Desastres precisó ayer que las inundaciones y otros fenómenos por las intensas lluvias dejan un saldo en 2015 de 290 muertos, 53 heridos, 73 desaparecidos, más de 681 mil 900 damnificados y 4 mil 457 casas dañadas.

En este panorama de tribulaciones, los guatemaltecos acudirán a las urnas por segunda vez en este año.

Un total de 59 mil 250 agentes velarán por la seguridad y transparencia de la jornada. Mirador Electoral, grupo no estatal de Guatemala que da seguimiento al proceso, aseguró que Morales y Torres basaron su campaña en planes de gobierno que son superficiales y eluden precisar cómo lograrán los objetivos con los que tratan de ganarse el voto de unos 7.5 millones de electores.

A la espera de una encuesta que el diario Prensa Libre, el principal del país, difundirá hoy y sin descartar sorpresas, Mirador Electoral advirtió del riesgo de “escenarios de conflictividad y violencia” en segunda ronda si el resultado final es un margen “muy cercano” entre Torres y Morales. La pelea final, aclaró, podría desarrollarse dentro del rango de “conflictividad histórica observada en la segunda vuelta electoral: apatía y aumento del abstencionismo”.

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