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Buenos Aires.— Los argentinos ingresaron ayer en la recta final de la campaña electoral con vista a elegir al sucesor de Cristina Kirchner, con la única certeza de que no hay nada definido y de que la posibilidad de la segunda vuelta aparece con fuerza por primera vez en la historia del país.
Las últimas encuestas demuestran que la fotografía electoral que surgió de las primarias del pasado 9 de agosto está casi congelada o se movió levemente. El gobernador bonaerense, Daniel Scioli, abanderado del oficialismo, quien en esa oportunidad obtuvo 38.1%, ahora conseguiría 34.3% de los sufragios, según una encuesta de la consultora Management & Fit, mientras que el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri (30.36%), ostenta 25.1%. En el tercer lugar sigue el alcalde del municipio de Tigre, Sergio Massa (20.51%), con 17.1%.
La encuesta de la consultora Ipsos-Mora y Araujo, difundida por el diario Perfil, indica, en cambio, que Scioli obtendría 42% de los votos el próximo domingo, 14 puntos más que Macri, y evitaría la segunda vuelta.
Las posibilidades de triunfo directo de Scioli se reducen a la mínima en el sondeo del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), publicado por el periódico Página 12, ya que otorga al candidato del gobernante Frente para la Victoria (FpV) 37.9% de los votos, que suben a 40.7% sin indecisos. Ricardo Rouvier y Asociados, siempre cerca del kirchnernismo, ubica a Scioli a 1% de lograr 40% y con una diferencia mayor a 10 puntos sobre Macri, lo que le permitiría, constitucionalmente, alzarse con la victoria en la primera vuelta.
En Argentina, es necesario superar 45% de los sufragios o alcanzar 40% con 10 puntos de diferencia sobre su más inmediato rival para ser elegido mandatario en la primera ronda. De lo contrario, la segunda vuelta tendría lugar el próximo 23 de noviembre.
La clave está en manos de los indecisos, que, según Management & Fit, es la situación de 27% del padrón electoral. Mientras que la consultora Politadata señala en su último relevamiento que 23% de los consultados asegura que “aún podría cambiar su voto”. A gran distancia, por debajo de 5%, siguen los otros tres aspirantes: la socialista Margarita Stolbizer, del frente Progresistas; Nicolás del Caño, del Frente de Izquierda, y Adolfo Rodríguez Saá, de Compromiso Federal.
Así se llega a cuatro días del cierre de la campaña más gris, carente de ideas y agresiva de la historia electoral argentina. Al menos es la opinión generalizada de analistas y observadores. “El perfil de los candidatos es tan parecido y el vacío de propuestas sobre lo que hacer con el país es tan grande que por primera vez hay un gran número de votantes siempre listos para cambiar su voto a último momento”, opinó Julio Bárbaro, ex diputado y ex secretario de Cultura.
En ese contexto, donde no faltaron las denuncias cruzadas que afectaron tanto al kirchnerismo como al macrismo, la idea de una segunda vuelta comenzó a afianzarse el viernes, cuando la presidenta Cristina Kirchner rompió la veda electoral impuesta para los funcionarios con cargos ejecutivos, para pedir públicamente el voto para Scioli. “Es una demostración de desesperación porque los números a la presidenta no le cierran. Ni los del Banco Central ni los de las urnas”, opinó el candidato a diputado por Autodeterminación y Libertad, Luis Zamora.
De allí, que los tres candidatos enfoquen sus últimos esfuerzos a buscar a aquellos que aseguran poder llegar a cambiar el voto, no con propuestas, sino presentando a famosos.
De esa manera es el ingreso de los candidatos a la etapa final de una campaña, que por lo aburrida y de bajo nivel, se hizo, para millones de argentinos, eterna.