La Chingada abrió hace casi dos meses en Usaquén, en una casa de la calle 119B con carrera 6.ª. Una casa a la que todavía se le siente que allí vivió una familia y de hecho, César Borja, el dueño del restaurante con su esposa Haizuly, recibieron como clientes a los antiguos dueños.
“Vinieron y nos contaron cómo era la casa original, de la que se conservan los pisos y algunos espacios. Y también nos dijeron que cuando las demás casas de la cuadra se fueron volviendo restaurantes, supieron que era la hora de irse porque nada volvería a ser como antes”, cuenta Borja.
Asimismo, los Borja decidieron darle al lugar espíritu casero. De ahí los muebles de colores, las especies de salitas del primer piso, el comedor de seis puestos del segundo nivel y hasta el mueble antiguo que acompaña a este último, donde guardan las servilletas y otros objetos del restaurante.
Abajo, además, hay un patio con mesas pequeñas para quienes quieren ir a tomarse un trago y a oír la música ochentera en inglés y en español que hay en las noches de los jueves, viernes y sábado, días de mayor movimiento del lugar.
La Chingada está a tan solo una cuadra y media al norte de la plaza de Usaquén, un sitio de Bogotá que cada vez es un punto de encuentro y de diversión, sin ser todavía de rumba estridente. Es un espacio de familias en el día y de grupos de amigos y parejas en las noches.
Sus platos, además de ricos, son abundantes. E incluyen desde los nachos La Chingada (chips de tortilla, con pollo o carne o chorizo o mixtos, frijol refrito, queso derretido, pico de gallo, ‘sour cream’, guacamole y jalapeños) a 22.900 pesos, hasta postres deliciosos y también grandes, como los churros con salsa de chocolate, a 9.400 pesos.
Además de la comida tex mex está el plato que incluye una tortilla de harina con pollo o carne o chorizo o mixto, que tiene una salsa especial atomatada de la casa, queso derretido, ‘sour cream’ y guacamole, cascos de papa texanos y también rellenos de tocineta, ‘sour cream’ y queso cheddar.
Además, unas deliciosas alitas a la mexicana bañadas en una salsa ‘barbecue’ de guayaba que es deliciosa, sopa de tortilla con pollo, tomate, aguacate y cilantro; chile con carne, pinchos mixtos (gigantescos), con cebolla y pimentones asados, ensalada de chingada.
Y muy abundantes son las opciones de los platos fuertes, como el burrito rechingón (24.700 pesos), los tacos rechingones, que incluyen tres, a 24.700 pesos, y los tacos de cochinita Pibil, también tres, y que valen 24.700 pesos.
Los Borja, que además son los dueños de Pasta House, también en Usaquén, afirman que ir a comer debe incluir que los platos sean abundantes, mucho más Haizuly, nacida y criada en Medellín, donde todas las comidas son “trancadas”, dice.
Los Borja se seguirán moviendo en Usaquén entre lo tex mex y lo italiano. Y pendientes de sus visitantes, de los que terminan haciéndose amigos y quienes vuelven. Allí los espera un tequila mojito y los que no tomen o sean conductores elegidos, no se pueden perder un jugo de mango maracuyá, que combina perfectamente las dos frutas.
¿Dónde y cuándo?
La Chingada. Calle 119B n.º 6 A-24, Usaquén, Bogotá. Teléfono 476-8875. Abierto de domingo a miércoles, de 12 m. a 11 p.m. Jueves a sábado, hasta las 2 a.m.
La Imperial, con la cultura de Los Tigres del Norte
Aunque admite que el concepto tiene un aire tex mex, Tato Ospina, uno de los propietarios de La Imperial, dice que se acerca más a la cultura chicana y a lo que come el mexicano –no el turista que va a México– en sus ciudades.
“Queremos reflejar otro tipo de cultura que hay en México, no la de mariachis y Frida Kahlo, sino la de Los Tigres del Norte y Los Ángeles Azules –dice–, donde se puedan comer unas buenas quesadillas, chilaquiles, tacos y flautas”.
Estas preparaciones están presentes en la carta, pero muchas llevan un giro, un ahumado, la presencia de alguna cocción al vacío, un ingrediente que saca de lo típico la propuesta. Como ejemplo, las flautas de papa criolla.
El comedor de La Imperial, que queda en la zona T, se inspiró en restaurantes mexicanos no turísticos.
El plato más vendido, ya emblemático en las pocas semanas que La Imperial lleva funcionando en la Zona Rosa de Bogotá, es un ceviche de pescado y flor de jamaica cubierto por hielo de mango y que hace pensar en una especie de ceviche frappé, al que el chef Daniel Amézquita llegó luego de experimentar.
“En Nueva York vi unas vieiras que tenían solo hielo de pomelo y sal marina; entonces, empecé a jugar con sabores mexicanos y llegué a este ceviche”.
Otro plato, que además es de los favoritos del chef, es el tamal de maíz con fríjoles negros, cerdo pibil, yogur de cilantro, salsa de chile guajillo y ensalada de repollo y pico’e gallo. Y hay más recomendados: la torta de carnitas, los chilaquiles de carne y las costillas ahumadas.
Además, entre las fortalezas está la promesa de la abundancia. Les interesa que la gente coma bien, que nadie se queje de que estuvo poquito.
En cuanto a coctelería, en el lugar que en las noches de fin de semana sube el volumen para adquirir ambiente de bar también hubo experimentación. Querían margaritas servidos diferente, con ingredientes distintos, y lograron uno de patilla y pimentón que gustó: “En una noche podemos vender 50 de esos”, dice Ospina.
¿Dónde y cuándo?
Av. 82 n.° 12-72, Bogotá. Teléfono 704-3939. Martes a domingo, al almuerzo y la comida. Desde noviembre habrá una banda norteña los fines de semana.