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Ankara.— El gobierno de Turquía señaló ayer que el grupo terrorista Estado Islámico (EI) es el principal sospechoso de un doble atentado suicida que mató al menos a 97 personas en Ankara, aunque opositores expresaron su enojo contra el presidente Tayyip Erdogan en universidades, cortes de justicia y funerales de las víctimas.
Los gremios de médicos e ingenieros y los dos sindicatos que habían convocado la marcha del sábado declararon ayer y hoy una jornada de huelga. Decenas de miles de personas salieron a la calle en varias provincias para denunciar lo que consideran la responsabilidad gubernamental en la masacre, señaló el sindicato DISK.
Mientras tanto, en un nuevo ataque aéreo de las fuerzas turcas contra posiciones del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en la provincia suroriental de Hakkari murieron 17 combatientes de la organización clandestina, informó el Ejército.
El primer ministro Ahmet Davutoglu aseguró que el atentado, el peor de su tipo en suelo turco, buscaba influir el resultado de las elecciones de noviembre, cuando se espera que Erdogan recupere la mayoría parlamentaria de su grupo, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). Las autoridades dijeron que no tenía sentido aplazar los comicios.
Las dos bombas estallaron con segundos de diferencia en la principal estación de trenes de Ankara y parecían apuntar a una manifestación de activistas en favor de la comunidad kurda. “Investigamos al Estado Islámico de forma prioritaria. Nos hemos acercado mucho a un nombre, que indica una organización”, declaró Davutoglu a la emisora turca NTV, sin aclarar más detalles, argumentando el peligro de alertar a posibles “células durmientes”.
Más allá de información oficial, varios periódicos turcos adelantaron que las pesquisas se centran en la red de seguidores del EI en la provincia suroriental de Adiyaman. El diario Hürriyet afirmó que la Policía ha distribuido a las comisarías las fotografías y nombres de 16 hombres, a los que se les supone intención de convertirse en “bombas humanas”.
Los investigadores estarían recogiendo muestras de ADN de los familiares de estas 16 personas para compararlas con los restos de los dos autores del atentado suicida.
La conexión yihadista parece evidente, dadas las similitudes del atentado de Ankara con la masacre de Suruç, en el sur del país, donde un islamista radical se inmoló el 20 de julio pasado, matando a 33 activistas de la izquierda prokurda.
Las autoridades están seguras de que el terrorista de Suruç fue Seyh Abdurrahman Alagöz, un joven turco que se había entrenado con los yihadistas en Siria. El método de fabricación de su bomba coincide con las técnicas utilizadas por el EI, explicaron en julio fuentes del gobierno turco.
El joven había sido captado por su hermano mayor, Yunus Emre Alagöz, cabecilla de una red de yihadistas conocida como Los tejedores.
Yunus Emre Alagöz viajó en 2013 a Siria y a Arabia Saudita y a su regreso fundó en Adiyaman un local, donde adoctrinaba a yihadistas, hasta que la policía clausuró el lugar debido a las quejas de numerosas familias que veían cómo sus hijos se convertían en extremistas. Los investigadores no descartan que el propio Alagöz sea autor o responsable de la masacre de Ankara, señaló Hürriyet.
El AKP de Erdogan ha suspendido los actos de campaña electoral hasta el viernes y también el principal grupo kurdo, el Partido Democrático del Pueblo (HDP), está estudiando cómo gestionar su campaña, señaló un funcionario de la institución.
Advierten a Berlín. El presidente de la comunidad turca en Alemania, Gökay Sofuoglu, alertó ayer del riesgo de enfrentamientos violentos entre kurdos y nacionalistas turcos en Alemania, tras el atentado en la capital de Turquía, Ankara. “Tal y como están las cosas en Turquía, temo una nueva escalada también en Alemania”, dijo Sofouglu en una entrevista al diario Kölner Stadt-Anzeiger.
La canciller alemana, Angela Merkel, tendrá ocasión de hablar de ello con Erdogan, ya que el domingo viajará a Ankara, donde se reunirá con él, informó ayer el portavoz del gobierno alemán, Steffen Seibert.