Como parte de las labores de caridad sostenidas por el Papa Francisco, el Vaticano acaba de inaugurar un nuevo dormitorio que dará asilo a 34 hombres sin techo a unos pasos de la Plaza de San Pedro.

Según informó la Limosnería Apostólica, la nueva estructura ocupa unos locales ubicados en la Via dei Penitenzieri, en las cercanías del Hospital Santo Espíritu y fue inaugurada el jueves 7 de octubre con la bendición y una misa.

Hasta hace unos pocos meses el espacio era usado por una agencia de viajes y fue entregado al Papa por la Casa Generalicia de la Compañía de Jesús, los jesuitas, en respuesta al llamado de Francisco a usar los edificios de las congregaciones religiosas a favor de las personas necesitadas.

El dormitorio, que lleva por nombre “Don de Misericordia”, será administrada por las Hermanas de la Caridad de Madre Teresa de Calcuta y tiene un específico reglamento interno para “la buena gestión de la acogida”.

Los mendigos podrán registrarse y solicitar la recepción con las mismas monjas en la casa “Don de María”, otra estructura que funciona dentro del Vaticano desde 1988 y que actualmente cuenta con 50 camas para hospedar a mujeres, 30 de las cuales son establemente ocupadas.

Según el reglamento, la estancia máxima para cada sin techo será de 30 días y los horarios son muy específicos: Entrada entre las 18:00 y las 19:00 horas, apagado de las luces y reposo, despertada a las 06:15, lavado personal, arreglado de la propia cama y armario, cierre de la casa (08:00) para la limpieza general.

Además los huéspedes podrán aprovechar la cena ofrecida en el comedor de la casa “Don de María”, el desayuno preparado en el mismo local del dormitorio, antes de dejarlo, y el servicio de duchas bajo la Columnata de Bernini.

De hecho, el establecimiento del dormitorio es una más de una serie de acciones llevadas a cabo por la Limosnería Apostólica a nombre del Papa y a favor de los sin techo que viven en las inmediaciones de la Santa Sede.

“¿Qué siento por el Papa Francisco? Lo amo”, confesó Darío Puskas, un sin techo originario de la ciudad polaca de Danzika que llegó a Roma hace tres años después de una azarosa vida en Alemania.

Padre de una hija que vive en su país y que tiene miedo de encontrar de nuevo, Puskas confesó que no vuelve a Polonia porque allí no tiene nada. “¿Cómo puedo volver? Aquí tenemos de comer y dónde dormir gracias al Papa, estamos mejor acá”, añadió.

Pasa sus días sobre unos escalones frente a la Sala de Prensa del Vaticano, una de las galerías más transitadas de toda la zona. La mayoría de los turistas que por ahí pasan lo ignoran a él y al grupo de los sin techos que lo acompañan.

“No me da vergüenza”, agregó al reconocer su condición de sin techo, pero aclaró que gracias al Papa, él y sus compañeros recuperaron su dignidad.

“Antes de aquí nos sacaban, la policía venía por la mañana y nos sacaba, pero ahora ya no más gracias a Francisco. El dijo: ‘ellos tienen la misma dignidad de todos, déjenlos’. Nosotros tenemos el corazón del Papa”, continuó, emocionado.

Hace unos meses grande fue su sorpresa cuando el mismo Limosnero lo invitó a él y a sus compañeros a una visita privada a los Museos Vaticanos. Cuando el grupo llegó hasta la Capilla Sixtina, doble fue su estupor cuando vieron llegar al Papa.

“Cuando lo vimos fue un shock”, explicó mientras abría grande los ojos. “Cuando iba entrando Francisco besó mi mano, no hay palabras para explicarlo”, siguió.

“Nos dijeron que en la Capilla no se podía sacar fotos, pero cuando llegó el Papa señaló: ‘Vamos, ahora sáquense una foto conmigo’. Y si él lo decía, la seguridad no replicó nada. Lástima que hace poco me robaron el celular que tenía, con todas las fotos de ese día”, concluyó.

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