Moscú.— El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, en el poder desde 1994, fue reelegido ayer con 83.49% de los votos, para su quinto mandato consecutivo en unos comicios donde la participación fue de 86.75%, informó hoy la agencia Belta.

Antes de los primeros resultados, los sondeos a pie de urna avanzaron que el líder bielorruso obtendría más de 80% de los sufragios, lo que haría innecesaria la celebración de una segunda vuelta. Según las encuestas realizada por tres instituciones, Lukashenko tendría el voto de entre 80.3% y 84.1% de los electores.

Los otros tres candidatos, Tatiana Korotkévich, activista de una plataforma cívica opositora, Nikolái Ulajóvich, jefe de una organización de cosacos, y Serguéi Gaidukévich, líder del Partido Liberal Democrático de Bielorrusia, conseguirían entre 1% y 5%.

Tanto las autoridades electorales como el Ministerio del Interior de Bielorrusia resaltaron que la jornada de votación transcurrió en un clima de calma, sin incidencias destacables.

Sin embargo, tras el cierre de los colegios electorales más de cerca un centenar de opositores, algunos de ellos con banderas de la Unión Europea (UE), iniciaron una marcha no autorizada hacia la sede de gobierno, sin que interviniera la policía, según informó la agencia rusa Interfax.

“¡Bielorrusia vive!”, “¡Creemos, podemos, venceremos!”, “¡Gloria a Ucrania, gloria a los héroes!”, eran algunas de las consignas de los manifestantes. Dos de los opositores, y ex candidatos presidenciales, Nikolai Statkevich y Vladimir Neklayev, dijeron a los periodistas que no reconocían las elecciones, que calificaron de “espectáculo”.

Entre otros motivos, protestaban por el voto anticipado, en el que participó 36% de los electores, que sufragaron entre el 6 y el 10 de octubre. Casi la totalidad de los observadores daban por descontada una victoria aplastante de Lukashenko, cuyo autoritarismo le ha granjeado el apodo del “último dictador de Europa”, así como sanciones de la Unión Europea.

Sin embargo, en lo últimos meses, con su desmarque de Rusia en la crisis ucraniana y el indulto a presos políticos, entre otros pasos, Lukashenko ha propiciado cierto deshielo con Occidente. Ayer, tras emitir su voto, el presidente bielorruso señaló que en Occidente se han percatado de que las sanciones no ayudan y “han visto que Bielorrusia es un Estado serio”.

Afirmó que está dispuesto a “emprender todo tipo de reformas, incluso revolucionarias”, si así lo desean los bielorrusos. Explicó que el principio por el que se ha regido su política todos esto estos años ha sido el de que “todo debe realizarse en calma”.

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