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Ankara.— En el peor ataque en la historia de Turquía, dos bombas estallaron ayer durante una manifestación pacifista en la capital turca, Ankara, con saldo de por lo menos 95 muertos y unos 256 heridos, en un acto de violencia que amenaza con avivar las tensiones étnicas en la nación.
El doble atentado tuvo lugar en una estación de tren donde se habían dado cita miembros de grupos prokurdos y críticos con el gobierno en protesta por la escalada de la violencia en el país, y de cara a las elecciones parlamentarias del 1 de noviembre. Hasta el momento, nadie ha reivindicado el ataque.
El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, afirmó tener “evidencias muy fuertes de que el ataque fue perpetrado por dos terroristas suicidas”. El premier decretó tres días de duelo y canceló la campaña electoral.
El jefe de gobierno nombró como posibles autores a la milicia terrorista Estado Islámico (EI), al proscripto Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y a dos grupos terroristas de extrema izquierda, aunque analistas ven poco probable que el PKK haya atacado una manifestación prokurda.
“Como otros ataques terroristas, el de la estación de trenes de Ankara apunta contra nuestra unidad, hermandad y futuro”, dijo el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien ha prometido acabar con la insurgencia kurda.
Un video difundido en las redes sociales mostró el momento de la explosión: jóvenes bailaban y ondeaban pancartas cuando surgió una enorme bola de fuego. Los equipos de emergencia acudieron al lugar para atender a los heridos y llevarlos al hospital, donde ante la falta de reservas de sangre los medios hicieron llamamientos a donar.
Tras el atentado, el líder del PKK pidió a los miembros de la agrupación ilegalizada que cesen los ataques contra el Estado turco a menos que éste los ataque a ellos o al pueblo kurdo, señala un comunicado publicado por agencias de noticias kurdas. El comunicado, que evita hablar de un alto el fuego, fue difundido por la Unión de Comunidades del Kurdistán (KCK) y no hace referencia a los atentados.
Por su parte, el Partido Democrático del Pueblo (HDP) prokurdo, uno de los organizadores de la manifestación, se consideró como el principal objetivo del ataque que, dijo, fue perpetrado por “atacantes suicidas”.
La manifestación pacífica fue convocada de cara a las elecciones y en protesta por la escalada de violencia en el sureste del país desde julio, tras el fracaso de un alto el fuego de dos años y la ruptura de las negociaciones entre el gobierno y el PKK. La violencia se reanudó tras estallar una bomba en un encuentro de un grupo prokurdo en Suruc, en el sur turco, que dejó 34 muertos y que las autoridades atribuyeron al EI. Desde entonces, cientos de personas han perdido la vida en distintos ataques.
“Este es un ataque del Estado contra el pueblo”, dijo el líder del HDP, Selahattin Demirtas, lanzando graves denuncias contra el gobierno islámico conservador del AKP, al que acusó de asesinar “a quienes quieren la paz”.
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, pidió “llevar ante la justicia” a los responsables del ataque, mientras que el mandatario estadounidense Barack Obama expresó su “solidaridad con el pueblo de Turquía en la lucha contra el terrorismo”. En México, el presidente Enrique Peña Nieto condenó vía Twitter los atentados. “México se solidariza con la sociedad turca en estos momentos de dolor y consternación”, señaló. Agencias