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Filadelfia.— En el último día de su gira por Estados Unidos y en un acto que se salió del programa, el papa Francisco se reunió ayer a primera hora con un grupo de víctimas de abusos sexuales perpetrados por religiosos para reafirmar la voluntad de la Iglesia de desterrar este tipo de prácticas y prometer una estricta vigilancia y rendición de cuentas.
“Dios llora por este tipo de abusos”, dijo el Papa en un mensaje que se salió del guión previsto en el primer acto de ayer en el seminario de Charles Borromeo, donde se reunió con seminaristas y un grupo de obispos.
“Esta mañana me reuní con víctimas de estos abusos. Hechos que lamento profundamente y que nunca más permanecerán en secreto. He prometido una vigilancia estricta en el seno de la Iglesia para proteger a los niños. Y prometo que habrá rendición de cuentas”, dijo el Papa tras el encuentro mantenido con cinco adultos, tres mujeres y dos hombres, víctimas de los escándalos de abuso que cimbraron hace una década a la Iglesia católica en EU.
Tras pedir perdón nuevamente en nombre de la Iglesia y sus sacerdotes, el Pontífice se dirigió a las nuevas generaciones de seminaristas para pedirles una decidida defensa de la familia a la que definió como “la obra maestra de la creación”.
En este sentido, el Papa colocó a la familia como la pieza central de las preocupaciones de los nuevos seminaristas. Como pilar que deberán defender contra las fuerzas del consumismo desaforado, el individualismo, la banalidad que ha llegado con las redes sociales y ese sentimiento de competitividad malsano que premia a los individuos por encima de los colectivos.
“El mundo parece que se ha convertido en un gran shopping, donde la cultura ha adquirido una dinámica competitiva (...) La cultura actual parece estimular a las personas a entrar en la dinámica de no ligarse a nada ni a nadie (...) Lo más importante de hoy parece que es ir detrás de la última tendencia o actividad. Inclusive a nivel religioso. Lo importante hoy lo determina el consumo”, señaló.
En medio de este alegato, que buscó ofrecer las nuevas pistas de la evangelización para los futuros sacerdotes, el Papa consideró que estas nuevas generaciones de religiosos que surgen de la Iglesia “están llamadas a curar las heridas de nuestro tiempo”. Insistió en la importancia de concentrarse en la gestación de nuevas familias y en la defensa de su integridad. “La familia es la gran aliada de la Iglesia. Nuestra ventana al mundo”.
El Papa concluyó sus actividades en este país con una misa multitudinaria en el Parque Benjamin Franklin, a donde acudieron miles de familias desde distintas partes de EU y del mundo. Luego partió de regreso a Roma. En el acto de despedida estuvo el vicepresidente, Joe Biden, así como el alcalde de Filadelfia, Michael Nutter.