Madrid
El próximo domingo 27, cinco millones y medio de ciudadanos residentes en Cataluña, una comunidad autónoma situada al noreste de España, votarán en las elecciones autonómicas anticipadas que se celebran en esta región.
Pero en esta ocasión, la tercera en la que acuden a las urnas en los últimos cinco años, además de elegir a los miembros del Parlamento catalán, los comicios también serán un plebiscito sobre la secesión ya que el presidente Artur Mas (Convergencia Democrática de Cataluña, CDC) ha anunciado que si la plataforma con la que se presenta, “Junts pel Sí” (“Juntos por el sí”), y la Candidatura de Unidad Popular (CUP) (una organización política asamblearia, de izquierdas, que se declara anticapitalista y euroescéptica) obtienen juntos los 68 escaños que le confieren la mayoría absoluta, iniciará su hoja de ruta hacia la independencia.
“Los independentistas pretenden utilizar unas elecciones autonómicas ordinarias para someter a votación una ilegalidad”, asegura el periodista y politólogo Ignacio Martín Blanco en el diario español El País. Martín Blanco subraya “la voluntad proclamada por Mas de sacar adelante la secesión aun en el caso de que las fuerzas independentistas obtengan la mayoría absoluta en escaños, pero no en votos”. “Es lo que tiene concebir Cataluña como una propiedad privada”, dice. “Su ofuscación es tal que no sólo está dispuesto a proclamar la independencia en contra de la Constitución y del Estatuto, sino incluso en contra de la mayoría de los catalanes”, añade en referencia al mandatario catalán.
Hace un año Artur Mas llevó a cabo una consulta desobedeciendo al Tribunal Constitucional. Pero el resultado (ganó el “sí” a la independencia) no tuvo valor legal ni fue vinculante.
Así que ante la imposibilidad de convocar un referéndum que fue declarado anticonstitucional, decidió lanzar un órdago a Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), su principal rival político, al que propuso adelantar los comicios a cambio de que hubiera una candidatura única.
Tuvo éxito. ERC aceptó y junto con diversas asociaciones entre las que destacan la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural y ciudadanos independientes formaron “Juntos por el sí”, una plataforma con la que se presentan unidos.
Según los sondeos, “Juntos por el sí” será la fuerza más votada y junto con la otra candidatura independentista, la Candidatura de Unidad Popular (CUP), lograrán mayoría absoluta en escaños (68) pero no el 50% en votos.
Es decir, Mas tendría muchas posibilidades de conservar el poder porque tendría mayoría absoluta en el Parlamento catalán, pero el independentismo no habría ganado la apuesta de las elecciones plebiscitarias.
“Si las elecciones fueran sólo autonómicas —como dicen el PP y el PSOE— los independentistas habrían ganado con claridad, podrían gobernar pero deberían hacerlo en el marco autonómico, y tendrían muy difícil desbordarlo”, asegura el analista político Joan Tapia en El Confidencial. “Por el contrario, si consideramos las elecciones como plebiscitarias —como dice Artur Mas— el independentismo habría perdido las elecciones y habría mordido el polvo. Y Mas debería dimitir”, añade.
El periodista cree que aunque las elecciones son realmente autonómicas pero también tienen algo de plebiscitarias, “lo más probable es que si Artur Mas quiere seguir mandando, lo consiga si la CUP le da la bendición, e intente decir que ha ganado y que pone rumbo a la independencia porque las elecciones legalmente eran autonómicas”.
Tapia recuerda que Mas “convocó plebiscitarias para movilizar y romper la legalidad pero luego dirá que ha ganado porque legalmente eran autonómicas. Y acto seguido volverá a desafiar la legalidad”. Y añade que “es posible que en ese caso el independentismo haga la oferta de renunciar a la declaración unilateral de independencia —que realmente sería difícil e incluso cómica con el apoyo de menos de la mitad de los catalanes— y vuelva a plantear la exigencia de un referéndum. Con la esperanza de, si Madrid no lo admite, internacionalizar el conflicto e intentar forzar la mediación de la UE para un referéndum a la escocesa”, concluye.
Las fuerzas que se oponen a la independencia y al referéndum sobre la independencia son el Partido Popular (PP), el Partido Socialista de Cataluña (PSC) y Ciutadans (Ciudadanos).
El PP, que de acuerdo con los sondeos sería la tercera formación más votada con un programa en el que se opone a la independencia y a un referéndum sobre la misma, ha sustituido a su líder, Alicia Sánchez Camacho, pese a haber logrado en 2012 los mejores resultados de su historia en el Parlamento. Y ha nombrado en su lugar a Xavier García Albiol, quien ganó las elecciones en Badalona (la tercera ciudad catalana en importancia), pero que perdió la alcaldía por un pacto de izquierdas. A García Albiol se le tacha de xenófobo, ya que llevó a cabo su campaña electoral en las municipales de mayo con el lema “limpiando Badalona” en referencia a los inmigrantes residentes en dicho municipio.
Ahora ha dicho que está dispuesto a pactar con las fuerzas no nacionalistas, es decir con su eterno rival, el Partido Socialista de Cataluña (PSC) y con Ciutadans para evitar que gane Mas y que inicie “un proceso de ruptura del resto de España”.
Pero además de jugarse el futuro de Cataluña, las elecciones autonómicas del domingo 27 de septiembre serán la antesala de las generales de diciembre. Así que el resultado mostrará hasta qué punto el gobierno del conservador Mariano Rajoy (Partido Popular, PP) ha sufrido un desgaste; si los socialistas, con Pedro Sánchez como secretario general, logran o no recuperar votos en Cataluña; y qué tanta fuerza tienen los recién llegados Ciudadanos y Podemos, que en las europeas del año pasado lograron unos buenos resultados, aunque parece que en estos últimos meses se han ido desinflando.