Los mediadores de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) se reunieron con el líder golpista de Burkina Faso, el general Gilbert Diendéré, organizaciones de la sociedad civil, parlamentarios y políticos y apelaron al diálogo para terminar con la crisis de forma pacífica.
"Tenemos que crear una dinámica de reconciliación nacional, de perdón y detener la violencia antes de poner en marcha un plan de acuerdo con la comunidad internacional para acabar con la crisis", declaró la pasada noche el presidente de Senegal, Macky Sall, que actúa como presidente de turno de la CEDEAO.
Al menos seis personas han muerto y decenas han resultado heridas durante las manifestaciones en contra de este nuevo golpe, unas protestas que en octubre de 2014 lograron derrocar al entonces presidente, Blaise Compaoré, que gobernó el país con puño de hierro durante tres décadas.
Sall y el presidente de Benín, Boni Yayi, también se reunieron con diplomáticos de Estados Unidos y de Francia, dos países que mantienen una estrecha colaboración antiterrorista con Burkina Faso y en especial con el general Diendére, aliado de Occidente por sus conexiones en toda la región.
"Hay una falta de diálogo entre los distintos actores, lo que afecta de forma negativa a la unidad y la cohesión del país", añadió Sall, que no descartó una reunión extraordinaria de la CEDEAO, pues la situación "es extremadamente seria".
Según un grupo de diputados del parlamento de transición, existe una voluntad de diálogo, pero advirtieron que ciertos puntos son "innegociables", como la liberación del primer ministro, el militar Isaac Zida, y la celebración de las elecciones en la fecha prevista.
Por su parte, el presidente del parlamento, Moumina Cheriff Sy, que en los últimos días ha desaparecido de la vida pública por razones de seguridad, animó a sus seguidores a organizar una resistencia contra la junta militar.
Tanto el consejo de transición como las organizaciones políticas pidieron al Regimiento de Seguridad Presidencial (RSP), la unidad de élite del Ejército burkinés liderada de facto por Diendéré, que regrese a los cuarteles y devuelva el poder.
El pasado jueves un grupo de militares del RSP disolvió el gobierno y proclamó a Diendéré, exjefe del Estado Mayor presidencial durante el régimen de Compaoré, como presidente del consejo golpista.
Los golpistas acusaron a la administración interina de "desestabilizar" el país, pero lamentaron sobre todo que las "medidas de exclusión" por las que se vetó la presentación a las elecciones a los afines a Compaoré.
El golpe de estado, el sexto golpe de estado de su historia desde su independencia de Francia, en 1960, ha truncado la transición democrática en este país africano.
jlc