Ciudad del Vaticano.— Relanzar su ya incisiva actividad diplomática, su reciente Encíclica Laudato Si —dedicada al medio ambiente, economía y a los efectos de ésta en la migración—, e ilustrar de manera genérica su posición sobre la familia —a la luz del Sínodo de los obispos de octubre próximo—, son los grandes objetivos de las visitas que realizará el papa Francisco a Cuba y Estados Unidos, del 19 al 28 de septiembre.

En su gira, el Papa se reunirá con los mandatarios cubano, Raúl Castro, y estadounidense, Barack Obama, hablará ante el Congreso en Washington, la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York y presidirá la Jornada Mundial de la Familia en la ciudad de Filadelfia.

Con su escala de cuatro días en la isla, que coincide con el 80 aniversario de las relaciones entre ese país y la Santa Sede y con la reapertura de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, en cuyas negociaciones intervino directamente, Francisco se convertirá en el tercer Pontífice que visita suelo cubano. Juan Pablo II y Benedicto XVI también estuvieron en la isla en 1998 y 2012, respectivamente.

De cara a la posterior visita de Francisco a Estados Unidos, gran parte de los vaticanistas aseguran que el gobierno de La Habana pedirá al Papa abogar por el fin del embargo a Cuba, “la única vía posible para que la isla pueda renovar y hacer crecer su economía”, dijeron. Detrás de esta petición, que reactivará las acciones diplomáticas del Pontífice, está la reciente amnistía de 3 mil 522 presos del orden común decretada por el gobierno cubano, la cual es una respuesta mínima respecto de la liberación de los disidentes y del respeto de los derechos humanos, los grandes objetivos de Francisco y la Santa Sede en ese país.

“El apoyo que dará el Santo Padre a la Iglesia católica local, la cual sigue sin ser reconocida jurídicamente, no obstante su gran labor pastoral y social, es una prioridad en la agenda cubana del Pontífice”, comentaron a este diario fuentes de la Secretaría de Estado.

Para alcanzar estos objetivos el Papa cuenta no sólo la carta diplomática y su posible encuentro privado con Fidel Castro, anunciado por el padre Federico Lombardi, portavoz vaticano, sino con la fuerte presencia de la Iglesia católica en la isla.

“Es imposible cuantificar el número de fieles que estarán presentes en la misa que celebrará el Santo Padre en la Plaza de la Revolución el 20 de septiembre”, comentó la misma fuente recordando que el presidente Raúl Castro y miembros de su gobierno asistirán a esa misa. Multitudinarias serán también, seguramente, las misas que oficiará Francisco, el 21 y 22 de septiembre, en Holguín y en la Basílica Menor del Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, de la ciudad de Santiago.

“Todos los cubanos esperamos que el papa Francisco se sienta en Cuba como en su casa, porque es una gran persona y porque ha ayudado mucho a mi país. También esperamos que su visita nos traiga cambios positivos y beneficios concretos”, dijo Eleazar Rodera, un cubano radicado en Roma. “Es una auténtica bendición que un país tan pequeño como Cuba pueda recibir a tres Papas en tan sólo 13 años”, agregó el cubano ignorando que este privilegio lo comparte su país sólo con Brasil.

La etapa en EU. La tarde del próximo martes 22, al llegar a la Base aérea Andrews de Washington D.C., Francisco pisará no sólo por primera vez suelo estadounidense, sino que será recibido por el presidente Barack Obama y su esposa Michelle, una deferencia que el mandatario reserva a pocas personalidades.

Washington, Nueva York y Filadelfia son los tres destinos del Papa en este país, el cual ha previsto imponentes medidas de seguridad no sólo por el temor de un atentado —hace unos días detuvieron a un joven por este motivo, pero el Vaticano minimizó el hecho—, sino por las encontradas reacciones que ha provocado lo que algunos llaman la “política” del Pontífice.

Además de la Casa Blanca, Francisco visitará el Congreso estadounidense, la ONU y presidirá el Encuentro de la Familia, lugares donde se confrontará con un mundo no siempre católico, en gran parte ajeno a su ministerio y no siempre amistoso con América Latina. “Se prevé una visita no fácil para el Papa, visto que los católicos del país están muy divididos sobre la manera como aborda algunos temas doctrinales y sociales”, han advertido algunos medios de información de Estados Unidos.

Lo anterior lo confirma una encuesta de los Caballeros de Colón de ese país: “La mayoría católica dice sí a los matrimonios homosexuales, pero 60% de los realmente practicantes se opone a esta unión”, señala la encuesta. El Pew Research Center revela en otra encuesta que no todos los católicos comparten el empeño “ambiental” de Francisco, ya que 60% considera “esencial” para la identidad católica la ayuda a los pobres, pero sólo 29% retiene que esta identidad esté necesariamente ligada a una acción ecologista.

Al respecto Philip Willan, especialista en asuntos religiosos del diario londinense Times y autor de The Vatican at war, dijo a EL UNIVERSAL que en esta visita “el Papa dirá lo que la mayoría de la gente quiere escuchar, pero podría ser criticado, porque en ocasiones no hace diferencias, cosa que no gusta y no gustará a muchos católicos que no ven con buenos ojos, por ejemplo, la homosexualidad y el divorcio”.

A pesar de lo anterior, el vaticanista sostiene que “esta visita es la más importante de este pontificado al dar la posibilidad a Francisco de hablar a una nación determinante para el mundo”, lo cual “es un gran desafío que el Papa de seguro superará, para así consolidar su imagen de líder moral global”.

Refiriéndose a los temas que abordará el Francisco, además de religión hablará de paz, justicia y migración, Andrea Tornielli, vaticanista del diario La Stampa y uno de los laicos más cercanos a la Santa Sede, dijo que esta visita “tendrá un fuerte contenido social, que no debe considerarse político, sino simplemente pastoral, porque temas como el ambiente son de carácter social-pastoral”.

Interesante será, sin embargo, ver la reacción del Congreso estadounidense ante una crítica pontificia al llamado capitalismo salvaje y a la contaminación del planeta, fenómenos que, además de estar unidos, son en gran parte responsabilidad de este país.

No sería extraño que al tocar estos temas, añadió Willan, “Francisco vuelva a ser tachado de comunista. Su discurso será, sin embargo, apreciado por sectores más sensibles a estos problemas y también porque estará en sintonía con la política de Obama con el cual podría construir una especia alianza moral que contribuiría a resolver problemas como el calentamiento del planeta”.

Por lo que toca los migrantes —el Papa dedicará a los hispánicos su homilía de Filadelfia—, Andrea Tornielli asegura que este tema “tendrá un gran peso en el Congreso y la ONU no sólo por su importancia para América Latina, sino porque el Papa es hijo de migrantes, porque Estados Unidos es tierra de inmigrantes y porque Francisco, desde el inicio de su pontificado, está cerca de esta gente. Su primer viaje en Italia fue a Lampedusa, la isla símbolo de la migración en Italia y Europa”.

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