Washington.— El magnate del sector inmobiliario Donald Trump se alzó ayer como estrella indiscutible del primer debate de los aspirantes republicanos a la presidencia, al conseguir arrastrar al resto de sus adversarios hacia posiciones extremas en el debate migratorio con la promesa de un blindaje de la frontera con México y una política de cero tolerancia contra quien se encuentre ilegalmente en EU.
La única excepción en una noche de retórica extremista contra los inmigrantes fue el ex gobernador de Florida, Jeb Bush, quien se reafirmó en su plan para garantizar un estatus legal a los inmigrantes que puedan demostrar su estancia de varios años en EU, pagar una multa, someterse a un control de antecedentes y aprender inglés.
“Tiene que haber una vía para la legalización ganada. Pero primero tenemos que asegurar la frontera y eliminar las ciudades santuario”, acotó Bush para equilibrar su posición y evitar alejar de su candidatura a la base conservadora por su posición migratoria moderada.
La noche de Trump se convirtió en un espectáculo de golpes. Entre ellos, los dirigidos al gobierno de México, al que volvió a acusar de enviar a EU “sólo a los malos”. “Nuestros políticos son estúpidos. Y el gobierno de México es mucho más inteligente, mucho más astuto. Nos mandan a los malos porque no quieren pagar por ellos. No quieren hacerse cargo de ellos”, insistió Trump, quien se mostró incapaz de ofrecer pruebas concretas para sustentar estas acusaciones.
“Si no fuera por mí ninguno de los presentes aquí estaría hablando del tema migratorio”, presumió Trump al justificar así sus pronunciamientos incendiarios contra los inmigrantes indocumentados y contra el gobierno mexicano. “El gran problema de este país es que uno tiene que ser políticamente correcto”, dijo Trump a manera de justificación por sus comentarios.
“Y yo no tengo tiempo para ser políticamente correcto. Y este país tampoco tiene tiempo porque estamos en un gran problema. Estamos perdiendo frente a China en materia de comercio. Y estamos perdiendo con México en [lo relacionado a la seguridad] en la frontera”, remató Trump. Su extremismo obligó al resto de los contendientes a formular pronunciamientos similares, en un cierre de filas a favor de reforzar la seguridad fronteriza y un rechazo frontal a la posibilidad de una vía a la ciudadanía para aquellos que siguen esperanzados en una reforma migratoria amplia y justa.
“El señor Trump ha tocado un nervio muy importante”, consideró el gobernador de Ohio, John Kasich, al entender el deseo de “una mayoría de gente que quiere la construcción de un muro” en la frontera de México “porque muchos en este país quieren el fin de la inmigración ilegal”.
A su vez, el senador por Florida, Marco Rubio, quien apoyó en el pasado una iniciativa de reforma migratoria que después dejó en la cuneta, aseguró que, contrario a lo que ha sostenido Trump, “la mayoría de la gente que hoy cruza la frontera viene de países como Guatemala, Honduras y El Salvador y por eso necesitamos asegurar la frontera.
“Necesitamos un muro. El problema —prosiguió Rubio—, es que si El Chapo Guzmán construye un túnel debajo del muro, también tenemos que lidiar con eso. Por ello, necesitamos reforzar el sistema de E-Verify y poner un sistema que controle mejor las entradas y salidas de EU”.
Las posturas que quedaron definidas en el tema migratorio con este debate, demuestran que quien sea el nominado del Partido Republicano tendrá serios problemas para hacerse con el voto del electorado hispano que representará 10% en las elecciones presidenciales de 2016. Para poder recuperar la Casa Blanca, el aspirante republicano que sea ungido como candidato tendría que conseguir el respaldo de, al menos, 42% del voto hispano.
El primer debate entre los 10 aspirantes más populares del Partido Republicano, organizado y transmitido por la cadena Fox News, se celebró en el estadio Quicken Loans de Cleveland, Ohio, un estado que será crucial en las elecciones generales de 2016. Al iniciar, a pregunta expresa de los moderadores a cada uno de los participantes, Trump se negó a prometer que no contenderá como candidato independiente en caso de no conseguir la nominación republicana. “No puedo prometerlo”, soltó Trump en medio de un sonoro abucheo de algunos de los presentes y el inmediato reclamo del senador por Kentucky, Rand Paul, quien le atacó por coquetear con una posibilidad que sólo beneficiaría a la aspirante demócrata Hillary Clinton.
“Por lo visto Trump ya tiene cubierta su apuesta con los Clinton. Así que, si compite como independiente, estará apoyando a Clinton”, le acusó Paul.
En otros temas, los contendientes acusaron al presidente Barack Obama de debilitar la política exterior, criticaron particularmente el pacto nuclear con Irán y alertaron sobre las amenazas que plantean países como Rusia y China.
Horas antes se realizó el debate entre los siete aspirantes republicanos menos populares, en el que destacó la ex consejera delegada de Hewlett-Packard, Carly Fiorina.
jram