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Ismailía, Egipto.— Egipto inauguró ayer el nuevo Canal de Suez, con una gran ceremonia en la que el presidente egipcio, Abdel Fatah al-Sisi, ensalzó el orgullo patriótico y la lucha contra el terrorismo, al tiempo que prometió un mayor desarrollo económico para el país. Sin embargo, el proyecto ha polarizado a la población.
Este es “el primero de los mil pasos” que los egipcios están dispuestos a dar hacia el desarrollo, dijo Al-Sisi en un discurso de 20 minutos ofrecido junto al nuevo canal, tras la firma de un documento oficial, que culminó las obras acometidas contrarreloj por las autoridades en los pasados 12 meses.
El mandatario bautizó el nuevo canal como un “regalo de Egipto para el mundo” —lema oficial del evento de ayer—, porque las autoridades prometen que el proyecto mejorará notablemente el tráfico marítimo y aportará beneficios al comercio mundial, del cual cerca de un 10% transita actualmente a través de esta vía.
Los trabajos, que incluyen un nuevo conducto de 35 kilómetros, paralelo al actual canal, y la ampliación de un tramo de 37 kilómetros ya existente, permitirán agilizar el paso de los barcos en las dos direcciones y aumentar su número y su tonelaje, pues ahora podrán navegar barcos de hasta 66 pies (más de 20 metros) de calado.
La alegría manifiesta de los invitados se desbordó cuando Al-Sisi terminó su alocución, en tono paternalista y confiado, y dos grandes cargueros cruzaron al mismo tiempo en ambos sentidos frente a las carpas levantadas para la ocasión, mientras aviones militares dibujaban en el cielo la bandera de Egipto con estelas de colores.
Los asistentes, entre quienes se encontraba el presidente francés François Hollande; el primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, y varios mandatarios africanos y árabes, presenciaron también maniobras marítimas y aéreas y números musicales.
Entre los invitados egipcios destacaron el papa copto Teodoro II, y las principales autoridades musulmanas del país, así como numerosos rostros de la política local, como el ex ministro de Defensa, Mohamed Hussein Tantawi, o el ex candidato presidencial Amro Musa.
El presidente egipcio quiso destacar que el nuevo canal fue construido en una situación económica y de seguridad muy complicada y manifestó que “los grupos terroristas y extremistas pretendían hacer daño a los egipcios y frenar su avance hacia la modernidad”, en una referencia a sus rivales políticos, los Hermanos Musulmanes.
Con la ceremonia de este jueves, el régimen egipcio quiso mostrar también una imagen de fortaleza y estabilidad, dos años después del golpe de Estado que derrocó al presidente islamista Mohamed Mursi, y culminar el fervor patriótico generado en torno al proyecto del nuevo canal, que busca revivir glorias pasadas en la figura del presidente.
Sin embargo, algunos egipcios son escépticos respecto a los hipotéticos beneficios e ingresos.
“Cualquier proyecto, independientemente de su tamaño, es bienvenido si realmente supone nuevos empleos y genera dinero”, dijo Mohammed Magdy. “Lo que no me gusta de este proyecto son las cifras exageradas y poco realistas que dan el gobierno y los medios”. Uno de los objetivos principales de la ampliación es que el número de barcos que cada día pasan por el canal aumente de 49 a 97 hasta 2023. El gobierno confía en que gracias a la ampliación los ingresos del canal pasen de 5 mil 300 a 13 mil 200 millones de dólares en los próximos ocho años.
Los 80 mil millones de dólares que costó la obra se recaudaron a través de títulos a cinco años con un interés aunal del 12%, cuya adquisición se limitó sólo a los egipcios. El dinero se reunió en ocho días, lo que para la prensa estatal fue una muestra de confianza en el proyecto de Al-Sisi.
Los Hermanos Musulmanes, organización ahora prohibida de la que procedía Mursi, creen que la ampliación del canal es una “costosa quimera”. El conocido periodista Wael Qandil, simpatizante de los Hermanos Musulmanes, tuiteó: “Pronto cavarán una zanja y dirán que es el ‘nuevo río Nilo’”. Agencias