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China, la segunda economía del mundo, causó el lunes pasado un terremoto financiero mundial, al desplomarse 8.49% su principal bolsa, la de Shanghai, en lo que fue su mayor caída desde 2007. Este colapso tiró a las bolsas asiáticas, europeas y a Wall Street, así como a las monedas de los países emergentes. La jornada fue descrita como un “lunes negro” y, para algunos analistas, esto es apenas el inicio.
China está comprando menos al mundo y su economía presenta síntomas de estar en serios problemas. La enfermedad del gigante es precisamente el menor ritmo de crecimiento que tendrá de aquí en adelante, pero lo que está poniendo a temblar al mundo es que hay signos de que la desaceleración será más pronunciada de lo esperado. El comportamiento de sus índices accionarios no corresponde a la realidad económica que atraviesa China, que durante meses generó burbujas bursátiles que comenzaron a desinflarse desde mediados de junio de este año y que desembocaron en un colapso financiero el pasado 24 de agosto.
El mercado accionario global ha perdido alrededor de dos billones de dólares desde que la moneda china, el yuan (o renminbi, RMB), se devaluó a principios de este mes, advirtió la revista The Economist. Ese cambio, añadió, “junto con una serie de malas cifras económicas y un intento oficial fallido por detener el descenso de las bolsas chinas, han alentado los temores de que la segunda economía mundial se encamina a un duro aterrizaje. Las exportaciones han estado cayendo. El mercado bursátil ha perdido más de 40% desde que llegó a su clímax en junio, una caída mayor que cuando ocurrió el estallido de la burbuja de las punto com”.
“Muchos países dependen en gran medida de China y eso los hace muy vulnerables”, señaló desde Beijing Andreas Landwehr, de la agencia DPA.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) indicó que el gigante asiático crecerá a su menor velocidad en el último cuarto de siglo. Esa desaceleración ha propiciado una menor demanda de materias primas, motivando una caída en las cotizaciones y afectando a naciones con alta dependencia del comercio de commodities, principalmente las asiáticas y Brasil.
“El dolor ha sido particularmente agudo para Brasil. El país ya se está tambaleando... y la incertidumbre respecto a la situación de China podría limitar el espacio de maniobra de los funcionarios brasileños para impulsar la lenta economía, en momentos en que aumenta el resentimiento respecto a las medidas de austeridad propuestas”, explicó Keith Bradsher, periodista especializado en temas económicos, en un artículo publicado por The New York Times.
Dilma Rousseff, la presidenta de Brasil, reconoció el martes pasado que no sólo este año, sino también 2016, serán de múltiples dificultades para la economía del país. “No tengo cómo garantizar que la situación en 2016 vaya a ser maravillosa, no lo será, muy probablemente no lo será”, dijo.
Pero Brasil no es el único caso y la aversión al riesgo de los inversionistas está más que justificada, considerando que China se convirtió en la principal potencia comercial en 2013, luego de desbancar a Estados Unidos, si se suman sus exportaciones e importaciones de mercancías. Al mismo tiempo, el dragón chino es el mayor consumidor de materias primas a escala global.
Revisión de estrategias
“Si bien China sigue siendo una presencia importante y penetrante en la economía global, está exportando en estos momentos incertidumbre alrededor del mundo, con el potencial de un crecimiento inestable y cambios volátiles. El cambio tectónico está obligando a una revisión en las industrias que han construido sus estrategias y que planearon sus ganancias con base en el crecimiento chino”, advirtió Bradsher.
El valor del comercio exterior de China ascendió a 4.30 billones de dólares en 2014, lo que superó los 4.03 billones de EU y representó 11.3% del comercio mundial de mercancías, según la Organización Mundial de Comercio (OMC). Para ponerlo en contexto, el comercio del dragón chino fue cinco veces más grande que el de México ese año.
China es el principal país exportador de mercancías hacia EU y es competencia directa de México. El Departamento estadounidense de Comercio reporta que el gigante asiático le vendió mercancías por 227 mil millones de dólares durante la primera mitad de este año, lo que equivalió al 20% de las importaciones estadounidenses.
Además, la población china es la principal consumidora en el mundo de granos, carnes, acero y carbón, con base en los datos de la OMC.
China es, después de todo, el país más poblado del mundo. Según estimaciones de Naciones Unidas, en su territorio habitaban en 2014 mil 369 millones de personas (19% de los seres humanos del planeta).
En 2014, la población de China era 11 veces más grande que la de México y más del doble que todos los habitantes de Latinoamérica y el Caribe.
De acuerdo con la Academia de las Ciencias Sociales de China, en territorio chino 240 millones de personas representan a la clase media, equivalente al 18% de la población. Esto convierte al mercado chino en el más grande del mundo. No obstante, en siete años, para 2022, la población de India superará la de China, de acuerdo con estimaciones del Banco Mundial.
Luego del desastre económico, el Banco Central de China anunció la reducción de la tasa de interés de referencia en medio punto porcentual y bajó en 0.25% los topes para préstamos y depósitos bancarios. En los últimos 20 años, la economía de China creció 18 veces su tamaño, al pasar de 583 mil millones de dólares en 1994, a 10.4 billones el año pasado, lo que fue igual al 13% del Producto Interno Bruto (PIB) global en 2014, de acuerdo con el FMI.
Ese año, el PIB de China fue ocho veces más grande que el de México y el doble que el conjunto de economías de América Latina y el Caribe. Equivalió además al 78% del valor total de las economías de la eurozona el año pasado.
El FMI pronostica que la economía de China crecerá 6.8% en 2015, lo que significará su ritmo más bajo en el último cuarto de siglo, desde 1990, cuando se expandió 3.8%. La institución que dirige Christine Lagarde advierte que la desaceleración de China se prolongará los siguientes años, pues proyecta avances de 6.3% en 2016 y de 6% en 2017.
No obstante, a largo plazo, el sombrío panorama parece despejarse. En abril, el Departamento de Agricultura de EU estimó que la economía de China crecerá más del doble hacia 2030, al alcanzar un valor de 22.2 billones de dólares. Con ello estará a punto de rebasar a EU, que para ese entonces tendrá una economía valuada en 24.8 billones.