Belo Horizonte, Brasil.— El ex presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva dijo ayer que si es necesario entrará en la disputa por la presidencia en 2018.

“No puedo decir que soy ni que no soy (candidato). Sinceramente, espero que haya otras personas para ser candidatas. Ahora, hay algo que debe quedar claro. Si la oposición piensa que va a ganar, que no va a haber disputa con el (Partido de los Trabajadores) PT (...), que esté segura de lo siguiente: si fuera necesario, voy a la disputa y voy a trabajar para que la oposición no gane las elecciones”, afirmó Lula.

En una entrevista concedida a la radio Itatiaria, en el estado de Minas Gerais, el ex mandatario, que gobernó Brasil entre 2003 y 2010, reconoció asimismo que “hubo errores” en la forma en que su sucesora y actual presidenta, Dilma Rousseff, condujo la economía, pero subrayó que ella “intentó arreglarlos cuando propuso el ajuste fiscal”.

En recesión. Las declaraciones se produjeron el mismo día en que el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) señaló que el país cayó nuevamente en recesión técnica porque su Producto Interno Bruto se contrajo 1.9% tan sólo en el segundo trimestre.

La economía se retrajo 2.6% entre abril y junio, en comparación con el mismo periodo de 2014, y 2.1% en el primer semestre de 2015, frente al mismo periodo de 2014. Sin embargo, Dilma aseguró que se trata de “dificultades momentáneas” y que “mi gobierno piensa en (...) aumentar el empleo y garantizar la vuelta del crecimiento... También queremos reducir la inflación, porque sabemos que corroe la renta del trabajador”.

Lula afirmó además que no sabía nada con respecto a la red de corrupción que desvió millonarias sumas del ente estatal Petrobras durante un periodo que coincide con sus dos gobiernos y el primero de Rousseff. “Me hubiera gustado haber sabido antes. Yo no sabía”, dijo.

En tanto, una exposición itinerante de un enorme muñeco inflable con el rostro de Lula vestido de presidiario comenzó ayer en Sao Paulo, donde fue erguido sobre el puente Estaiada Octávio Frias de Oliveira, uno de los lugares emblemáticos de la ciudad. El muñeco, de 12 metros de altura, encabezó el pasado domingo una protesta realizada en Brasilia en la que Lula fue tachado de “bandido”, por su presunto nexo con el escándalo de Petrobras. Agencias

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