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Washington.— El aspirante republicano a la presidencia, Jeb Bush, se empleó ayer a fondo (hablando simultáneamente en inglés y español), para diferenciarse y distanciarse de las propuestas extremas de Donald Trump en materia de seguridad fronteriza y reforma migratoria, al asegurar que él nunca apoyará la construcción de más muros, ni la deportación de millones de personas, porque sería muy costoso, poco realista, y además violaría los derechos civiles de millones de personas y dañaría innecesariamente las relaciones con México.
“El hecho es que las propuestas (de Donald Trump) son poco realistas porque costarían cientos de miles de millones de dólares, violaría los derechos de millones de personas y generarían fricciones innecesarias con (México) nuestro tercer socio comercial”, enfatizó Bush al término de una reunión con líderes políticos en Mc- Allen, Texas.
La visita de Bush a la frontera se convirtió en una oportunidad para el ex gobernador de Florida para distanciarse de la retórica extremista del resto de sus adversarios.
“A mi nadie me va a dar lecciones (en materia migratoria). Yo estoy orgullosamente casado con una mexicana-americana y mis hijos son hispanos. Esa es mi realidad”, aseguró Bush, en medio de una ovación y al tiempo que respondía a las ataques de quienes le siguen criticando por utilizar el término “bebés ancla” para referirse a los hijos de indocumentados a los que Trump quiere quitar de su ciudadanía.
“Es injusto que me ataquen cuando hablo de los llamados bebés ancla”, dijo al aclarar que lo que él critica es el fraude que muchas personas cometen con este beneficio y que, además, declaró, es practicado por ciudadanos no sólo de países como México, sino también de muchos asiáticos, quienes vienen a EU para dar a luz y asegurarse la ciudadanía de sus hijos.
Además, Bush se mostró contrario a la posibilidad de modificar la Constitución para eliminar el derecho de ciudadanía por nacimiento.
Por otro lado, se mostró contrario a las órdenes ejecutivas que ha emitido el presidente Barack Obama para aliviar la situación de más de 5 millones de indocumentados y se pronunció a favor de un debate en el Congreso para arreglar el sistema migratorio.
De igual forma, se manifestó a favor de conceder a los dreamers (los hijos de indocumentados que llegaron como infantes a EU) la ciudadanía. En relación a la seguridad fronteriza, rechazó que el flujo de inmigrantes que cruzan de forma ilegal la frontera provengan de México: “Hoy la gente que cruza ilegalmente la frontera llega desde países como Guatemala, Honduras y El Salvador, pero no de México”, enfatizó Bush.
Apenas el pasado 3 de agosto, Bush presentó un plan de seis puntos para reforzar la seguridad fronteriza con México y combatir la inmigración.