Jerusalén.— Desde hace unos 10 años, el mundo tiene claro que también puede haber guerra por internet y que el desafío cibernético es real. El tema era conocido antes, pero es en la última década, o algo más, que se le reconoce de hecho como frente de guerra.
A Gabi Siboni eso no le sorprende nada. En su calidad de director del Programa de Asuntos Militares y Estratégicos y de Seguridad Cibernética en el INSS (Instituto de Investigaciones de Seguridad Nacional, en su sigla en inglés), este experto israelí tiene claro que las amenazas cibernéticas constituyen “un nuevo frente, una verdadera dimensión de guerra”. Siboni cuenta que el ciber no sustituye a las guerras “comunes”, pero se agrega como otro frente que puede ser muy peligroso.
¿Esto cambia el rostro de las guerras? ¿Sustituirá a los choques bélicos que conocemos hasta hoy?
—No, no vendrán en su lugar, pero sin duda se les agregarán. Las guerras cibernéticas son cada vez más significativas. Debemos verlas como otra dimensión que se suma al aire, tierra, mar y espacio. Tiene muchas posibilidades, tanto para quienes hacen buen uso de ellas como para quienes optan por lo malo y perjudicial.
Y en esto hay diferentes intenciones de fondo, ¿verdad?
—Por supuesto. Está el uso criminal y el político o de seguridad. O sea, grupos criminales, el crimen organizado lo que quiere es robar dinero o información para enriquecerse. Como hay mucho dinero de por medio, aquí hay mucho movimiento y el tema es peligroso. Por otra parte, está la amenaza a nivel de seguridad entre países o entre organizaciones terroristas y países.
En esto hay actividad constante de la que la mayor parte de la gente no llega siquiera a percatarse. Hay un tercer mundo en este campo, el de los ideológicos que no roban para sí mismos sino para una causa.
Para ser exitoso, ¿un ataque cibernético debe ser lanzado por un Estado o no necesariamente?
—Está claro que un Estado tendrá capacidades mucho mayores y más desarrolladas. Para organizaciones que no son Estados es más difícil, aunque a veces pueden estar sirviendo intereses de Estados.
O sea que no basta un fanático desequilibrado que viva detrás de la computadora, ¿eso sería más para películas de Hollywood?
—Así lo creo yo...
¿Un ataque cibernético puede llegar a paralizar un país totalmente?
En principio sí, pero claro está que eso requiere una motivación muy grande. Si se paralizan bancos, hospitales, varios de los sistemas del país, es un serio problema.
¿Cuáles son los casos más conocidos de este tipo de guerras?
—Recordemos a Stuxnet, que se usó contra el programa nuclear de Irán. Hay muchos problemas entre EU y China. Irán logró destruir, inutilizar 30 mil computadoras de Aramco, la compañía petrolera de Arabia Saudita. En Estonia, se dice que fueron los rusos o criminales de dicho país, los que paralizaron Estonia.
¿Y los recursos principales cuáles son?
—Dinero, tecnología de avanzada y capacidad de inteligencia. Cada elemento es clave.
¿Saber defenderse de ataques cibernéticos obliga a saber atacar?
—Por supuesto. Eso es parte de la defensa.