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Docenas de parejas se reunieron hoy en la céntrica plaza de Times Square, en Nueva York, para recrear el célebre beso con el que un marinero y una enfermera festejaron en este mismo sitio hace 70 años el final de la Segunda Guerra Mundial.
Auspiciado por el organismo Mantén el espíritu del 45, el evento tuvo como intención escenificar la célebre fotografía de Alfred Eisenstaedt, que se ha convertido en un símbolo del final de la guerra y de la felicidad que provoca regresar a casa.
Con ese propósito, los organizadores extendieron una invitación abierta y otorgaron rosas rojas y gorras de marinero a fin de que las parejas participantes se asemejaran al icónico dúo -que nunca ha podido ser identificado- del desfile del 14 de agosto de 1945.
Poco después de las 11:00 horas locales (15:00 GMT) , los participantes se besaron bajo la sombra de una estatua de casi ocho metros de la pareja original, que permanecerá en Times Square durante todo el fin de semana pare celebrar la ocasión.
Al acto, que supuso una pausa al constante movimiento de Times Square, poblado de artistas y músicos callejeros, de miles de turistas y de curiosos, asistieron parejas de todas las edades, de diferentes etnias y tanto heterosexuales como homosexuales.
Kristen, una estadunidense de 28 años, participó en la ceremonia con su esposo Kenji, de 42 años. La mujer destacó que su matrimonio sólo fue posible por el final de la Segunda Guerra Mundial.
“Es un día especial para mí porque mi abuelo, quien acaba de morir, peleó como marino en la Segunda Guerra Mundial. Pienso que sin su esfuerzo, sin su sacrificio, yo nunca hubiera podido conocer a Kenji, que es japonés. Por eso este día es muy especial para nosotros” , dijo Kristen.
Por su parte, Jack y Amy Pescatella (italiano y japonesa) decidieron participar en la recreación del famoso beso de Times Square no sólo para honrar a aquellos que sirvieron y murieron en la Segunda Guerra Mundial, sino como un acto de paz que une a muchas culturas.
El evento de este viernes complementó a otros actos conmemorativos del fin de la Segunda Guerra Mundial, como los organizados la semana pasada para honrar la memoria de las víctimas de las bombas atómicas lanzadas sobre las ciudades japonesas de Nagasaki e Hiroshima.
En ese sentido, Darrel Lucas y Carol Jones asentaron que su beso fue un tributo a los 10 millones de personas que murieron en la Segunda Guerra Mundial, a la sensación de victoria de los sobrevivientes y al milagro de la convivencia humana pacífica.
“Es momento de terminar todas las guerras. Es importante insistir en ese mensaje, porque pese al lanzamiento de las bombas atómicas, creo que la mayoría de la gente no capta el horror y la destrucción que causaría una nueva guerra mundial. Ojalá nunca volvamos a pasar por eso” , enfatizó Lucas.