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La ciudad de Ferguson, en Misuri (EU) , espera hoy que se levante el estado de emergencia después de un martes tranquilo, sin los incidentes y detenciones que hicieron saltar todas las alarmas el domingo por la noche y el lunes.
Desde que el sábado por la mañana comenzaron las marchas por el primer aniversario de la muerte de Michael Brown, Ferguson ha vivido poco más de 24 horas de violencia y tensión, pero el balance de arrestos asciende a 144.
La Policía del condado de San Luis, al cargo de la seguridad mientras dure el estado de emergencia, ha mostrado estar determinada a evitar otra ola de disturbios como los que llevaron a esta pequeña ciudad del Medio Oeste de Estados Unidos a hacer historia en 2014.
La jornada del martes transcurrió con absoluta normalidad y por la noche no hubo rastro de la tensión de los dos días anteriores: solo un reducido grupo de personas se acercó a la avenida West Florissant para marchar pacíficamente y acató sin oposición la orden de los agentes de despejar la calle pasadas las 10.00 de la noche hora local (03.00 GMT del miércoles) .
Esa es la hora crítica en la intersección de la avenida con Canfield Dr, la calle donde murió Brown, cuando hay protestas. Las del lunes y el martes, como ocurrió en marchas anteriores, se tornaron violentas y caóticas a partir de ese momento.
Superada la noche del martes sin incidentes ni arrestos, hoy podría terminar el estado de emergencia declarado el lunes tras el tiroteo que el día anterior dejó a otro joven negro herido de gravedad por disparos de la Policía.
El director ejecutivo del condado, Steve Stenger, adelantó al periódico local "The Post-Dispatch" que el estado de emergencia, por el que la Policía del condado de San Luis asumió las funciones de los agentes locales en las protestas, podría concluir hoy.
Ferguson ha evitado otra ola de disturbios como la que en 2014 situó a esta pequeña localidad de poco más de 20.000 habitantes en el mapa mundial como exponente del problema racial que persiste en Estados Unidos.
La sensación en las calles es de doble hartazgo: los ciudadanos creen que nada ha cambiado para evitar muertes como la de Brown y quieren dejar de ser la ciudad que abre informativos con sus disturbios raciales.
"No podemos acabar de creernos que seamos tan conocidos en todo el mundo. Ferguson es mucho más que las imágenes violentas que se han visto en la televisión, esa imagen nos ha perjudicado mucho. Queremos volver a la normalidad" , dijo a Efe el afroamericano Kenneth Wheat, que vive desde hace 19 años en la ciudad.
Wheat es uno de los vecinos que trabajan en la tienda "I love Ferguson" , una iniciativa lanzada por el exalcalde de la ciudad Brian Fletcher, blanco como la mayoría de las autoridades de Ferguson.
"El legado de nuestra ciudad no puede quedar definido por los disparos que se llevaron la vida de Michael Brown el 9 de agosto de 2014, sino por la fortaleza de carácter de todos los ciudadanos, blancos y negros, para salir adelante", sostiene Fletcher en el manifiesto fundacional de "I love Ferguson".
"Aceptamos este reto de demostrar a la nación y al mundo que este no será nuestro legado final. Que quizás podamos ser un ejemplo de comunidad modélica en armonía racial para el mundo", concluye.
ahd