Corea del Sur reanudó por primera vez en 11 años sus emisiones de propaganda al otro lado de la frontera con Corea del Norte, en represalia por la explosión de dos minas terrestres que mutilaron a dos soldados surcoreanos, que el gobierno atribuye a su vecino del norte.

Las emisiones a través de altavoces dirigidos sobre la frontera más armada del mundo agravarán sin duda las ya malas relaciones entre ambos países y enojarán al Norte, que es muy sensible a cualquier crítica externa al liderazgo autoritario de Kim Jong Un.

El ejército surcoreano había prometido antes el lunes "duras" consecuencias por la explosión de las minas el martes pasado en la parte controlada por Seúl de la fortificada Zona Desmilitarizada, que divide la península de Corea desde el final de los combates de la Guerra de Corea en 1953.

Las autoridades surcoreanas dijeron que podrían tomar nuevas medidas en función de cómo reaccione Pyongyang. No estaba claro cuánto tiempo continuarían las emisiones.

Una investigación de la misión de la ONU en la zona, dirigida por Estados Unidos, atribuyó a Corea del Norte la colocación de las minas. La delegación condenó lo que describió como violaciones del armisticio que puso fin a los combates en la guerra, que técnicamente sigue en marcha porque nunca se firmó un tratado de paz.

Los dos soldados heridos estaban en un patrullaje de rutina. Uno perdió una pierna, y el otro perdió las dos.

En 2004, ambas partes acordaron poner fin a las emisiones de propaganda iniciadas décadas antes para reducir tensiones. Esta costumbre incluía tanto emisiones en radio como por altavoces, vallas publicitarias y folletos.

Corea del Sur reanudó la propaganda por radio en 2010 y recolocó 11 altavoces como parte de las represalias tras el hundimiento de un buque de guerra atribuido a Corea del norte, en el que murieron 46 marineros surcoreanos. Pero Seúl no cumplió en su momento los planes de retomar las emisiones por altavoces.

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