El papa Francisco criticó hoy la lógica moderna que descarta a todos aquellos que no “producen” en la sociedad, que impone el criterio del consumo para todo y “corta el hilo” por el más débil.

Durante el sermón de una misa que celebró ante cientos de miles de personas en la Plaza del Cristo Redentor de esta ciudad boliviana, Francisco advirtió que Jesús no acepta esa lógica que “descarta” a los más necesitados.

“Frente a tantas situaciones de hambre en el mundo podemos decir: ‘No nos dan los números, no nos cierran las cuentas’. Es imposible enfrentar estas situaciones, entonces la desesperación termina ganándonos el corazón” , señaló.

“En un corazón desesperado es muy fácil que gane espacio la lógica que pretende imponerse en el mundo de nuestros días. Una lógica que busca transformar todo en objeto de cambio, de consumo, todo negociable” , ponderó.

Advirtió que esa lógica pretende dejar espacio a muy pocos, descartando a todos aquellos que no “producen” , a quienes no se los considera aptos o dignos porque aparentemente “no nos dan los números” .

Precisó que Jesús no acepta esa mirada que siempre “corta el hilo” por el más débil y por el más necesitado. Él dice –agregó- “que nadie se vaya, basta de descartes, dénles ustedes de comer” haciendo referencia al pasaje bíblico de la multiplicación de los panes y los peces.

Sostuvo que Cristo clamó: “¡Basta de descartes!” , entonces toma un poco de pan y unos peces, los bendice, los parte y entrega para que los discípulos los compartan con los demás.

“Ese es el camino del milagro. Ciertamente no es magia o idolatría. Por medio de estas tres acciones logra transformar una lógica del descarte, en una lógica de comunión, de comunidad. Quisiera subrayar brevemente cada una de estas acciones” , añadió.

Más adelante sostuvo que en estos días en Sudamérica vio a muchas madres cargando a sus hijos y llevando el trabajo realizado por sus manos, “manos que han labrado el presente y tejerán las ilusiones del mañana” .

Abundó que las vio también cargando sobre sus hombros desilusiones, tristezas y amarguras, la injusticia que parece no detenerse y las cicatrices de una justicia no realizada. Cargando sobre sí, el gozo y el dolor de una tierra.

“Ustedes llevan sobre sí la memoria de su pueblo. Porque los pueblos tienen memoria, una memoria que pasa de generación en generación, una memoria en camino. Y no son pocas las veces que experimentamos el cansancio de este camino” , constató.

“No son pocas las veces que faltan las fuerzas para mantener viva la esperanza. Cuántas veces vivimos situaciones que pretenden anestesiarnos la memoria y así se debilita la esperanza y se van perdiendo los motivos de alegría” , apuntó.

Señaló que en ocasiones comienza a ganarles una tristeza que se vuelve individualista, que les hace perder la memoria de pueblo amado y de pueblo elegido; y esa pérdida disgrega, hace cerrarse a los demás, especialmente a los más pobres.

“La riqueza más plena de una sociedad se mide en la vida de su gente, se mide en los ancianos que logran transmitir su sabiduría y la memoria de su pueblo a los más pequeños. Jesús nunca se salta la dignidad de nadie, por más apariencia de no tener nada para aportar o compartir” , estableció.

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