Las pandillas en El Salvador pusieron fin al sabotaje al transporte público, que cumplió ayer su cuarto día, poco después de que el gobierno ordenó un urgente despliegue de tropas de las Fuerzas Armadas en San Salvador y occidente y oriente, para contener la mortal arremetida de las maras, que mantienen a la población atrapada en una oleada de violencia criminal.

Juan Pablo Álvarez, miembro de Rutas Unidas, dijo a la prensa que los transportistas recibieron llamadas de los mareros indicando “que ya se puede trabajar”.

Hundidos en una profunda inseguridad por el asedio de las maras sobre autobuses del transporte público o conductores, que en sus automóviles particulares ofrecen trasladar a los inmovilizados, los salvadoreños han transitado por días de zozobra: muchos recuerdan las épocas de la guerra —de 1980 a 1992— en la que la guerrilla del ahora gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) obligó a paros similares.

“¡Claro que se siente mucho miedo!”, dijo ayer la salvadoreña Rocío Vásquez, de 22 años y estudiante universitaria de Contabilidad, al relatar los días de profunda conmoción sufridos esta semana por El Salvador porque las maras obligaron a los transportistas a paralizar labores o exponerse a ataques armados a choferes y vehículos.

“Voy en autobús hacia la Universidad de El Salvador. Algunas rutas se han normalizado, pero en otras sigue el paro. Todo esto es difícil”, contó la joven por teléfono a EL UNIVERSAL. “El único día que me atreví a salir fue el pasado lunes, cuando el paro comenzó, porque debía hacer unos trámites: me tuve que ir a pie a la Universidad”, dijo.

El Instituto de Medicina Legal de El Salvador dijo a este diario que, con datos provisionales, del 1 al 29 de julio hubo 444 homicidios (173 en la capital) y más de 15 al día, frente a 677 en junio y 2 mil 860 en el primer semestre de 2015.

El ministro salvadoreño de Defensa, David Munguía Payés, anunció ayer que “hemos desplegado 400 elementos (soldados) en los puntos de mayor necesidad en este momento”. A petición del presidente de El Salvador, Salvador Sánchez, “tenemos 600 hombres más que están listos para salir cuando sea necesario”, agregó.

Por su parte, el portavoz del gobierno salvadoreño, Eugenio Chicas, dijo que “lo peor ha pasado ya, (...) se está desmontando (el paro”.

Los militares patrullarán el área metropolitana de San Salvador y regiones orientales y occidentales. El operativo marero comenzó el lunes con una orden lanzada desde las prisiones por jerarcas pandilleros, para que los transportistas aumenten el monto de las extorsiones que les pagan —y que superan los 33 millones de dólares anuales— o se exponen a sus ataques. El gobierno aseguró que las pandillas pretenden obligarle a negociar para ganar privilegios carcelarios y económicos al pactar una nueva tregua.

Con más de mil unidades de 142 rutas en paro, las pérdidas del gremio superan los 500 mil dólares diarios. La embajada de EU en El Salvador alertó a los estadounidenses que viven o visitan ese país del “aumento” en frecuencia e intensidad de los incidentes de violencia. Con información de agencias

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