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Tras el histórico restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, los gobiernos de ambos países enfrentan un paisaje lleno de obstáculos para evitar el descarrilamiento de un proceso que todavía se encuentra en una fase inicial. Pero de entre todos los asuntos pendientes, el que más apela al sentimiento nacionalista de Cuba es la devolución de la base militar de Guantánamo, que EU se resiste a entregar.
Durante la reapertura de la embajada de Cuba en esta capital, el ministro de Asuntos Exteriores de ese país, Bruno Rodríguez, advirtió que “sólo la eliminación del bloqueo económico, comercial y financiero que tanto daño y privaciones ocasiona a nuestro pueblo, la devolución del territorio ocupado en Guantánamo y el respeto a la soberanía de Cuba darán sentido al hecho histórico que estamos viviendo hoy”.
Como toda respuesta, el secretario de Estado, John Kerry, aseguró que la devolución de Guantánamo no está sobre la mesa de discusiones, aunque Cuba se ha encargado de mantenerla en la lista de los asuntos pendientes. Ayer mismo, la asesora presidencial de Seguridad Nacional de EU, Susan Rice, dijo: “Nosotros hemos sido claros de que en esta etapa no estamos interesados en cambiar la naturaleza de nuestro entendimiento en el arreglo sobre Guantánamo, aunque ellos pueden presentarlo”. Por el momento éste es un tema que “no tiene perspectiva”, acotó.
En este contexto, la administración del presidente Barack Obama no puede emprender un proceso de negociaciones con Cuba para decidir el futuro de Guantánamo, mientras libra con los republicanos una dura batalla para cumplir con la promesa de cerrar la prisión militar antes de terminar su mandato.
En el curso de las últimas semanas, el liderazgo del Partido Republicano ha estado trabajando a marchas forzadas en la confección de iniciativas para dificultar el traslado a terceras naciones o a cárceles de máxima seguridad en EU de los 116 prisioneros que aún permanecen en los calabozos de Guantánamo.
Las iniciativas de ley han sido adosadas al proyecto presupuestario del Departamento de Defensa que deberá aprobar el Congreso para el próximo año fiscal. Obama amenazó con vetar cualquier propuesta que le impida seguir adelante con sus planes para el cierre de la prisión.
Tras la liberación del sargento Bowe Bergdhal, quien fue canjeado por 5 prisioneros afganos que permanecían presos en Guantánamo en mayo de 2014, el Partido Republicano ha buscado endurecer las condiciones para evitar que Obama pueda cumplir su promesa de campaña de cerrar un centro de detención que hoy es sinónimo de tortura y violación a los derechos humanos.
En medio de este pulso, el presidente Obama se ha encontrado con un inesperado aliado, el senador por Arizona y ex prisionero de guerra, John McCain, quien ha sugerido a la Casa Blanca someter a consideración del Congreso un plan para el cierre de Guantánamo que pase por el traslado de los últimos prisioneros. En uno de sus más importantes alegatos a favor de esa causa, McCain aseguró que el costo por prisionero en esa base es de más de 2 millones de dólares al año, y que el traslado de los detenidos a cárceles de máxima seguridad lo reduciría a 70 mil dólares.
Plan para cerrar prisión. El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, confirmó ayer que el gobierno se encuentra en las “etapas finales” de un plan definitivo para cerrar el centro de detención. Earnest dijo que el cierre de Guantánamo sigue siendo prioridad y que es un desperdicio gastar más de 100 millones de dólares por año en una prisión para apenas 116 detenidos que, además, aprovechan la existencia de la cárcel como herramienta de reclutamiento.
La lucha por Guantánamo se ha convertido en la guerra que libra la administración Obama, mientras desde La Habana el gobierno de Raúl Castro insiste en que le sea devuelto un terreno de más de 116 kilómetros cuadrados que EU decidió apropiarse mediante argucias legales desde 1903 para edificar la que se ha convertido en su base naval más antigua en ultramar.
“Mientras Cuba siga sin ofrecer garantías de apertura y cooperación, EU difícilmente va a permitir el inicio de un proceso de negociación que además les quitaría un enclave estratégico dentro del Caribe que le permite tener una presencia militar predominante”, consideró Eric Langer, director del Centro de Estudios para Latinoamérica de la Universidad de Georgetown.
“Me parece que no hay muchas esperanzas de que esto cambie en mucho tiempo”, añadió, en alusión no sólo al carácter estratégico de la base de Guantánamo, sino a los recelos de EU hacia Cuba y sus lazos con organizaciones y movimientos guerrilleros en Colombia y sus relaciones con Venezuela.
“Cuba no es Panamá, en donde sí había las condiciones para que EU devolviera a ese país el Canal”, puso a manera de ejemplo. En cualquier caso, concluyó Langer, “no es factible” que la no devolución de Guantánamo descarrile el proceso de deshielo entre ambos países. “A Cuba le importa más el levantamiento del embargo porque es un asunto más crucial para su futuro”, dijo.
*Con información de agencias