La bandera de Cuba ondea desde el 20 de julio en Washington y la de Estados Unidos ondeará a partir del 14 de agosto en La Habana, dando continuidad a una algarabía política sin precedentes entre dos viejos enemigos de la Guerra Fría que ahora viven una fiesta por su reacercamiento diplomático.

Pero para millones de cubanos, la realidad es que el embargo económico, financiero y comercial que la Casa Blanca impuso en 1962 al régimen comunista de la isla —y fortaleció en 1992 y 1996— sigue casi intacto y la cifra acumulada de pérdidas de Cuba en más de 53 años es abultada: un billón 112 mil 534 millones de dólares.

Debido al bloqueo, en Cuba escasean desde insumos médicos, agrícolas y tecnológicos hasta toallas íntimas femeninas, pañales para bebés, repuestos automotrices y una larga lista de bienes por los que, para adquirirlos, el gobierno cubano debe pagar costos adicionales que los encarecen y, con efecto multiplicador, agravan el impacto de las sanciones sobre la población. El embargo complica el acceso a créditos y cierra mercados.

La decisión adoptada el 1 julio pasado por los presidentes de EU, Barack Obama, y de Cuba, Raúl Castro, de reanudar nexos diplomáticos, rotos en 1961, y reabrir embajadas en ambas capitales a partir del 20 de este mes, dio seguimiento a una sensible negociación. Tras 18 meses de gestión secreta, los gobernantes anunciaron en diciembre de 2014 el inicio de la normalización de sus vínculos, marcados por el conflicto tras el triunfo de la Revolución Cubana en 1959.

Sin embargo, la espada del embargo sigue allí, aunque el presidente estadounidense Barack Obama reconoció que esa y otras medidas fracasaron en la meta de Washington de llevar la democracia a Cuba y doblegar al régimen. Establecido por EU en represalia a la revolución por expropiar firmas estadounidenses, declararse marxista-leninista, aliarse a la hoy desintegrada Unión Soviética y su bloque socialista e iniciar la exportación de guerrillas comunistas a América Latina y el Caribe, el bloqueo sigue impactando a la frágil economía cubana.

Obama tiene “suficiente endoso político” como para ampliar las flexibilizaciones dictadas desde diciembre y “dejar de restampar su firma” en la ley del embargo, adujo Jorge Bolaños, ex embajador cubano en México.

Por el deshielo, y siempre con límites, ahora los estadounidenses pueden viajar a la isla, usar tarjetas de crédito, comprar bienes cubanos y llevarlos a Estados Unidos.

En un artículo en Cubadebate, diario digital del gobierno cubano, Bolaños alegó que el bloqueo es  custodiado por la contrarrevolución cubana y sus asociados de la extrema derecha y por un grupo de legisladores demócratas de ultraderecha “conocido como los perros azules que, por razones de cálculo político o revanchismo, no toma en cuenta los esfuerzos de la administración por demostrar que la esencia de la estrategia imperial hacia Cuba se mantiene”.

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