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Apenas puntúa en las encuestas, pero John Kasich puede dar una sorpresa en las primarias republicanas a la Casa Blanca en 2016, gracias a su popularidad como gobernador de Ohio, un estado bisagra sin el que los conservadores no han ganado nunca unas presidenciales.
A sus 63 años, Kasich puede presumir de no haber perdido nunca unas elecciones y lleva cuatro décadas de carrera política: con 27 ya era senador estatal y fue representante por Ohio en el Congreso federal entre 1983 y 2001.
Esta no es la primera vez que aspira a la Casa Blanca: ya lo hizo en 1999, cuando su escasa recaudación de fondos le dejó en medio año fuera de una competición donde se acabó imponiendo el hermano de uno de sus principales rivales en 2016: George W. Bush.
En sus años de legislador se le consideraba un conservador a ultranza y ahora, con el Partido Republicano muy escorado a la derecha, es visto como un político moderado que ha sido capaz de ganar de manera consecutiva dos elecciones muy competitivas en un estado bisagra como Ohio.
Ese estado del Medio Oeste de Estados Unidos ha dado hasta ahora ocho presidentes y los republicanos nunca han llegado a la Casa Blanca sin hacerse con él: la pérdida más dolorosa fue la de Mitt Romney en 2012 frente a un Barack Obama que se benefició de la movilización del electorado negro y la pasividad del votante conservador.
Kasich, por el momento el último republicano en presentarse a las primarias, está a la cola de las encuestas nacionales, con un 1.4%, sólo por delante del 0.6% del senador por Carolina del Sur Lindsey Graham, según la última media elaborada por la web Real Clear Politics.
Sin embargo, muchos analistas ya apuntan a que podría dar una sorpresa en las elecciones, impulsado por sus buenos números en Ohio, donde lidera no solo entre los republicanos sino también frente a la favorita demócrata, Hillary Clinton.
Eso es algo que no pueden decir dos de los precandidatos republicanos más populares, Jeb Bush y Marco Rubio, que a pesar de haber nacido en Florida y de ser exgobernador y senador del estado, respectivamente, tienen a Clinton por delante en los sondeos estatales.
"Kasich es el potencial candidato republicano más subestimado", opinaba en enero el prestigioso columnista del New York Times David Brook, que describía al político como "fresco, experimentado y gerencial".
Muchos periodistas en Estados Unidos ya se frotan las manos por la aparición en la escena electoral de Kasich, un político conocido por su personalidad avasalladora, por no tener pelos en la lengua y por sus comentarios fuera del guión.
"La gente parece tener fijación con mi nivel de energía. Lo que la gente tiene que entender es que, si no tienes mucha energía no puedes hacer muchas cosas. (...) No pasa nada, no soy del gusto de todos. Nadie lo es" , comentaba recientemente Kasich.
Para algunos se trata de un Chris Christie, el gobernador de New Jersey y político de apabullante carácter, pero sin los escándalos y la sombra de duda que han dinamitado las posibilidades de quien hace menos de dos años era el favorito entre los republicanos para 2016.
Combativo y reformista para unos, y arrogante y díscolo para otros, Kasich está muy bien considerado por el aparato del partido -los más moderados- pero ha irritado en más de una ocasión a las bases, muy conservadoras y decisivas en las primarias.
Su posición favorable a la legalización de los inmigrantes indocumentados y su apoyo a partes clave de la reforma sanitaria del actual mandatario, el demócrata Barack Obama, inquietan al ala más derechista de su partido, a la que tendrá que convencer de su pedigrí conservador.
Kasich desciende de humildes inmigrantes checos y croatas y creció en la Pensilvania industrial, en el seno de una familia católica de sindicalistas demócratas.
Su conservadurismo le surgió espontáneo ya en la juventud por considerar que las instituciones grandes eran hostiles a las personas humildes como él y los suyos.
Desde su adolescencia, primero como monaguillo y después en programas de radio, empezó a forjarse como hábil orador, una cualidad que desplegó como comentarista en la cadena conservadora Fox entre 2001 y 2007.
Tras dejar el Congreso, también trabajó como directivo en Lehman Brothers hasta que la compañía financiera quebró en 2008.
Sus orígenes humildes serán sin duda una de las banderas que blandirá en una campaña protagonizada por apellidos con tanta solera como Bush y Clinton.
Kasich y sus dos hermanos crecieron en el suburbio obrero McKees Rocks de Pittsburgh, donde su padre era cartero y su madre trabajaba en la oficina postal.
"A mí me enseñaron a trabajar el doble que los otros, a menudo para llegar a la mitad que ellos", escribió el gobernador en su libro de 2006 "Stand for something".