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El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó hoy el atentado terrorista que se cobró la vida de al menos 28 personas en el sureste de Turquía y confió en que los responsables sean llevados rápidamente ante la Justicia.
Ban, a través de su portavoz, subrayó que ninguna causa puede justificar los ataques contra civiles como el registrado en la ciudad de Suruç. Además, el diplomático coreano envió sus condolencias al Gobierno y al pueblo de Turquía, deseando una rápida recuperación a los heridos, que según las autoridades turcas ascienden a un centenar.
El atentado iba dirigido contra un grupo de activistas turcos, en su mayoría jóvenes, que estaban reunidos en el jardín del Centro Cultural Amara, donde la bomba estalló a las 09:50 GMT.
Los activistas se preparaban para cruzar la frontera con el fin de prestar ayuda a la población de la ciudad siria de Kobani, muy castigada por la guerra.
El centro, sede de la Federación de Asociaciones de Juventudes Socialistas, coordinaba el viaje de los jóvenes y realizaba una campaña para ayudar a la reconstrucción de la ciudad, gravemente dañada tras el asedio del grupo yihadista Estado Islámico (EI) del invierno pasado.
Aunque oficialmente todavía no se han atribuido las responsabilidades del atentado, cargos locales dijeron al diario Hürriyet que éste fue aparentemente perpetrado por una joven de 18 años simpatizante del EI.