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Washington.— En un acto que ha dejado atrás el último vestigio de la Guerra Fría en el hemisferio, los presidentes de Estados Unidos y Cuba, Barack Obama y Raúl Castro, formalizaron ayer el restablecimiento de relaciones diplomáticas mediante el intercambio de sendas cartas que han fijado el 20 de julio como la fecha en que abrirán embajadas en sus respectivas capitales.
Tomamos “esta decisión alentados por la recíproca intención de desarrollar una relación respetuosa y de cooperación entre nuestros pueblos y gobiernos”, dice uno de los párrafos incluido en ambas misivas, para dejar constancia de un proceso de reconciliación que ha cuidado hasta el más mínimo de sus detalles.
Desde la Casa Blanca, Obama, acompañado del vicepresidente Joe Biden, hizo oficial el anuncio. “Es un paso histórico en nuestros esfuerzos para normalizar las relaciones con el gobierno y el pueblo cubanos, y comenzar un nuevo capítulo con nuestros vecinos en las Américas”, dijo Obama en un discurso —transmitido en directo por la televisión oficial cubana—, al evocar la fallida política de aislamiento que distanció a EU de Cuba y del resto de las naciones de la región.
“En enero de 1961, el año en que nací, cuando el presidente (Dwight) Eisenhower anunció la suspensión de las relaciones con Cuba, manifestó su esperanza de que en un futuro no muy lejano sería posible recuperar la amistad histórica y las relaciones normales. Bueno, se llevó un tiempo, pero creo que ha llegado el momento y un futuro mejor está por venir”, enfatizó Obama.
Raúl Castro le había confirmado poco antes en una carta la decisión de su país. “Me complace dirigirme a usted para confirmarle que la República de Cuba ha decidido retomar relaciones diplomáticas con los Estados Unidos de América”, citó la televisión cubana la misiva.
Aún queda pendiente el espinoso tema del embargo comercial contra Cuba —Obama llamó ayer al Congreso a comenzar los trabajos para levantarlo— para eliminar la última traba para que los ciudadanos de EU y Cuba, y los hombres de empresa puedan viajar a la isla.
“No podemos seguir siendo prisioneros del pasado. Ha llegado el momento de reconocer que esta política (de aislamiento) no funcionó en los últimos 50 años”, dijo Obama, mientras republicanos insistían en mantener el bloqueo. “Una política que pasa por conceder a los hermanos Castro todo a cambio de nada no está en nuestro interés nacional y no es un enfoque responsable tratar de esta forma a gobernantes represivos... Este es un acuerdo unilateral que sólo beneficia al régimen cubano”, aseguró el senador por Nueva Jersey, Bob Menendez. El ex gobernador de Florida Jeb Bush, uno de los aspirantes republicanos favoritos a la Casa Blanca, dijo que el anuncio de Obama “legitima al brutal régimen de Castro”.
“Sabemos que hay resistencias en el Congreso, que tiene sus prerrogativas a la hora de autorizar fondos para la nueva embajada o confirmar al nuevo embajador, pero creo que mientras se avanza en este proceso, nosotros podemos seguir con la apertura de la embajada de EU en La Habana”, aseguró un alto cargo del Departamento de Estado al adelantar que el actual representante de la sección de negocios en Cuba, Jeffrey DeLaurentis, fungirá como embajador interino hasta que Obama designe al representante de EU.
El Departamento de Estado reiteró que aunque el personal diplomático se desplazará en la isla con restricciones, ya no tendrán que “pedir permiso”, sino sólo “notificar” a las autoridades locales.
Obama adelantó que el secretario de Estado, John Kerry, viajará a Cuba y el propio funcionario señaló que la visita será para asistir a la ceremonia de reapertura de la embajada de EU en La Habana. Será la primera vez, subrayó, que un secretario de Estado de EU viaje a la isla desde 1945.
El gobierno mexicano celebró el anuncio que, según dijo en un comunicado la Secretaría de Relaciones Exteriores, “abona de manera significativa al proceso de normalización plena de las relaciones de dos países, amigos y vecinos de México”.
Eric Langer, de la Universidad de Georgetown, advirtió que el camino aún está lleno de obstáculos. “Es necesario que el gobierno de Obama presione al Congreso para el levantamiento del embargo. Pero esta posibilidad se antoja remota ante las resistencias de un sector de los republicanos a concederle una victoria más a Obama”, advirtió. Con información de agencias