Buenos Aires.— El destino de la ciudad de Buenos Aires está hoy en las manos y en los votos de más de dos millones y medio de vecinos habilitados para decidir, en segunda vuelta, entre el oficialista, Horacio Rodríguez Larreta y el centroizquierdista, Martín Loustau, para reemplazar al actual jefe de gobierno, Mauricio Macri, en unos comicios con fuerte incidencia en lo que pueda pasar en las presidenciales de octubre.
Rodríguez Larreta, de Propuesta Republicana (PRO), aparece en las encuestas con el 55.6% de la intención de voto, mientras que Loustau —ex ministro de Economía de la presidenta Cristina Kirchner— por la agrupación Energía Ciudadana Organizada (ECO), obtendría 44.6%, según los sondeos más confiables de última hora.
En la primera vuelta, el actual jefe de gabinete de Macri obtuvo el 44.7% contra el 25.1% del candidato opositor. Ninguno de los candidatos cuenta de antemano con el apoyo del resto de los cinco candidatos que compitieron hace 15 días.
El kirchnerista Frente para la Victoria (FPV), que llevó como candidato a Mariano Recalde, anunció que no apoyará a ninguno de los candidatos, mientras que el resto de los aspirantes mantuvo silencio en cuanto a la conducta a seguir en las urnas en la jornada de hoy.
Las dos semanas que transcurrieron entre la primera y la segunda vueltas transcurrieron sin debate público entre Rodríguez Larreta y Lousteau, sólo con cruces a través de los medios de comunicación.
Un eventual triunfo del PRO refuerza la posición de Macri de cara a las presidenciales, que tendrá un primer examen en las primarias del 25 de agosto próximo. De ahí que el candidato a la presidencia haya suspendido esta semana la campaña para apoyar abiertamente a Rodríguez Larreta.
La jornada electoral de hoy será la segunda oportunidad en que se aplique en la ciudad la boleta única electrónica (BUE), que debutó con éxito en los comicios del 5 de julio y tuvo alta aceptación por parte de los 2.5 millones de ciudadanos habilitados para sufragar, según las cifras del gobierno de la capital argentina. El PRO y ECO mantienen una alianza a nivel nacional pero les tocó rivalizar para ver quién se queda con la capital y con la herencia política de Macri en el distrito, lo que provocó algunos cortocircuitos hacia dentro de la alianza que busca desbancar al kirchnernismo del poder después de 12 años.