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Un grupo de 12 jóvenes fueron arrestadas en junio por indecencia. Este lunes un juez ha pronunciado el veredicto de culpabilidad sobre una de ellas, Fardos Al Toum de 19 años.
Sin embargo, gracias a la presión de los activistas, el tribunal no la ha sentenciado a ser flagelada, mencionó Mustafa, abogado de la joven.
El resto de las mujeres acusadas, con edades comprendidas entre 17 y 23 años, serán juzgadas por separado a lo largo de este mes y aún podrían ser sentenciadas a recibir 40 latigazos. Todas son originarias de la región de las montañas de Nuba, en la frontera con Sudán del Sur.
De acuerdo con ABC, lo anterior es un ejemplo de los estrictos códigos de conducta que hace cumplir la llamada "policía moral" y que son dictados por el gobierno que impiden que las mujeres se muestren en publico con pantalones o faldas.
Y para los grupos de derechos humanos, ésta es una prueba más de la intolerancia del gobierno hacia la población cristiana.
Omar al-Bashir alimento dicha intolerancia en un famoso discurso en 2010: "No queremos saber nada de diversidad. Sudán es un país islámico y árabe", a lo que añadió "La Sharia (ley islámica) es la principal fuente para nuestra constitución; el Islam, la religión oficial y el árabe, la lengua oficial".
Por si fuera poco, el pueblo del que son originarias las jóvenes ha sido discriminado durante mucho tiempo.
Arno Ngotilu, portavoz del grupo rebelde Movimiento Popular de Liberación del Pueblo de Sudán, ha declarado que "el Partido del Congreso Nacional es un grupo racista, y lo que ha pasado con estas mujeres es parte de una campaña lanzada por el Presidente contra el pueblo de Nubia".