Asunción.— El papa Francisco condenó ayer las ideologías políticas que pretenden interpretar al pueblo, pero siempre “terminan en dictaduras”, y criticó cualquier modelo económico que sacrifica a la gente por el dinero.
En su segunda jornada en Paraguay, el Pontífice se reunió con organizaciones sociales y advirtió que en la búsqueda de una sociedad más inclusiva los pobres no deben ser objeto de “una mirada ideológica” que los use para intereses políticos y personales.
“Es muy necesario para un país el crecimiento económico y la creación de riqueza, y que esta llegue a todos los ciudadanos sin que nadie quede excluido”, dijo Francisco en un discurso pronunciado en un estadio ante representantes de mil 600 organizaciones.
Pero llamó a evitar “un modelo económico idolátrico que necesita sacrificar vidas humanas en el altar del dinero y de la rentabilidad”.
En un mensaje que improvisó por momentos, el Papa, quien por la mañana sufrió una leve indisposición por una baja de presión, se lanzó contra las ideologías. “Las ideologías terminan mal. Tienen una relación incompleta, enferma o mala con el pueblo. No asumen al pueblo. Fíjense en el siglo pasado, ¿en qué terminaron las ideologías? En dictaduras siempre. Piensan por el pueblo. No dejan pensar al pueblo”, afirmó.
Francisco, quien en su anterior escala de su gira sudamericana en Bolivia pidió perdón por los crímenes cometidos por la Iglesia católica durante la conquista de América, reivindicó en Paraguay a las reducciones jesuíticas, un conjunto de pueblos fundados por los jesuitas desde el siglo XVI para evangelizar a los indígenas guaraníes.
El Papa las calificó como uno de los sistemas más justos de la humanidad. “En ellas, el Evangelio fue alma y vida de comunidades donde no había hambre, ni desocupación, ni analfabetismo, ni opresión. Esto nos enseña que una sociedad más humana también hoy es posible”, dijo. El historiador Jorge Rubbiani dijo a AP que “el valor histórico de las reducciones de los jesuitas fue evangelización, enseñanzas de oficios y autosuficiencia”. Más temprano, ante cientos de miles de personas desesperadas por estar cerca de él, el Papa ofreció su primera misa en Paraguay, un país donde 90% de la población profesa la fe católica. Hoy, tras culminar su gira, el jerarca regresa a Roma.