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Asunción.— El papa Francisco instó ayer a los paraguayos a trabajar para consolidar una democracia que respete los derechos humanos y acabe con la corrupción y el narcotráfico, en la última etapa de una gira cargada de mensajes a favor de los pobres.
En un discurso de unos 15 minutos ante el presidente del país, Horacio Cartes, y unos 500 invitados, el jefe de la Iglesia católica resaltó los “pasos importantes en el campo de la educación y la sanidad” que se han dado en Paraguay, e instó a todos los actores sociales del país a “no cesar en el esfuerzo para que no haya más niños sin acceso a la educación, familias sin hogar, víctimas de la violencia, la corrupción o el narcotráfico”.
“Un desarrollo económico que no tiene en cuenta a los más débiles y desafortunados, no es un verdadero desarrollo. La medida del desarrollo económico ha de ser la dignidad integral del ser humano, especialmente el más vulnerable e indefenso”.
El acto se realizó en los jardines del Palacio de gobierno, luego de que el Papa y Cartes mantuvieran una reunión privada de poco más de media hora.
El jefe del Vaticano llegó ayer a media tarde a Paraguay. En su camino del aeropuerto a la Nunciatura Apostólica, en el Papamóvil, se detuvo frente a la cárcel femenil del Buen Pastor y estuvo unos cuatro minutos para escuchar a 50 presas del coro del penal que le cantaron una canción preparada especialmente para la ocasión. Y tal y como estaba previsto en su agenda, luego se fue.
Algunas reclusas se molestaron y otras lloraron descorazonadas porque esperaban que Francisco entrara a darles la bendición.
Paraguay es considerado uno de los países más inestables del continente por su pasado reciente, que incluye varios intentos de golpe de Estado. El último episodio fue la caída del presidente Fernando Lugo, un ex obispo católico destituido por el Congreso en junio de 2012 mediante un cuestionado juicio político.
En ese sentido, el Pontífice abogó porque nunca más haya guerras entre hermanos y exclamó: “¡Construyamos siempre la paz!”.
Antes de despegar hacia Asunción, el Papa lanzó duras críticas contra el estado de las prisiones y la justicia de Bolivia al visitar Palmasola, la cárcel más peligrosa del país.
El jefe de la Iglesia católica escuchó los testimonios de dos reclusos y una reclusa, en este penal donde hay 4 mil 800 presos. “Reclusión no es lo mismo que exclusión, porque la reclusión forma parte de un proceso de reinserción en la sociedad”, exclamó Francisco, tras lamentar el hacinamiento, la lentitud de la Justicia, la falta de terapias ocupacionales, de políticas de rehabilitación y la violencia que prevalece en prisiones.
A los reos, los instó a la unidad. “No tengan miedo a ayudarse. Luchen por salir adelante”, les dijo.
Hoy, el Papa visitará un hospital pediátrico en la capital paraguaya y posteriormente oficiará la primera misa en el santuario de Caacupé, a 54 kilómetros de Asunción. Mañana, antes de regresar a Roma, oficiará otra ceremonia masiva en el Parque Ñu Guasú. Agencias