El Papa concluyó su jornada en Paraguay con la celebración de las vísperas en la catedral de Paraguay y en su discurso pidió a los religiosos que no se pavoneen, ni busquen aplausos.

En la celebración religiosa, último acto del programa oficial de hoy, Francisco reconoció que los religiosos "tienen limitaciones" y les advirtió que "un hombre de Dios no se debe pavonear, ni andar tras reconocimientos, ni aplausos o sentirse que subió de categoría y trata a los demás como si estuviera en un peldaño más alto".

El Papa habló de la importancia de la oración, que dijo, "hace emerger aquello que vamos viviendo o deberíamos vivir en la vida cotidiana".

A los religiosos les pidió ser "las manos del Dios que alza de la basura al pobre" y ser "los que trabajamos para que la tristeza de la esterilidad se convierta en campo fértil". "Somos los que luchamos, peleamos, defendemos la valía de toda vida humana, desde el nacimiento hasta que los años son muchos y las fuerzas pocas", les dijo.

Asimismo, dijo que era "hermoso" ver colaborar a los religiosos y les exhortó a "comprometerse en esta colaboración eclesial, especialmente en torno a los planes de pastoral de las diócesis y la misión continental, cooperando con toda su disponibilidad al bien común".

Antes de dirigirse a la catedral, recibió las Llaves de Asunción de manos del intendente de la ciudad, Arnaldo Samaniego.

Francisco, que llegó en papamóvil, descendió del vehículo para recibir el obsequio, que bendijo, y luego caminó hasta la Catedral en medio de una marea de gente agolpada en ese lugar, en el casco histórico de la capital paraguaya.

ahd

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