Venezuela es una “olla de presión”. La situación económica, política y social que enfrenta actualmente ese país puede derivar en una situación crítica. Es necesario que la comunidad internacional voltee la mirada hacia esta nación, donde se ejerce un régimen que pone en riesgo la democracia, por lo que no es un problema sólo de los venezolanos, advierte Miguel Henrique Otero, director del diario El Nacional, de los pocos medios que resisten aún la censura del gobierno de Nicolás Maduro.
De visita en México, ya que participará hoy en la Reunión de Líderes de la Internacional Demócrata de Centro (IDC-CDI), donde presentará una ponencia sobre la situación que prevalece en su país, concede una entrevista a EL UNIVERSAL en la que expone el panorama de crisis.
“El mundo creía que en Venezuela había una democracia y que ayudaba a los sectores populares. Hoy en día eso ha cambiado bastante porque el régimen se ha vuelto absolutamente autoritario, hay una casi desaparición de la libertad de expresión, hay un secuestro de todos los poderes públicos, el sistema judicial, la contraloría, la fiscalía, todo lo que son poderes públicos y participación están atrapados por el Ejecutivo. Hay 70 presos políticos, que el gobierno reconoce que los son; hay 2 mil personas en régimen de presentación y hay unos casos de tortura terribles que fueron presentados ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra.
Otero advierte también que “ha habido una agudización de la represión, en el que El Nacional se ha visto afectado, ante una demanda en su contra por parte del gobierno, por reproducir una nota del diario ABC de España, sobre las presuntas investigaciones por narcotráfico en Estados Unidos contra Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela.
¿Esta es una persecución, hay un ambiente donde la libertad de expresión en su país está nulificada?
—Sí, es una absoluta persecución. En Venezuela esto ha sido un proceso de liquidación de libertad de expresión que está marcado por eso que ellos llaman “hegemonía comunicacional” que está en el plan de la patria y donde ellos han ido aplicando diferentes estrategias, una tras otra, para ir limitando la libertad de expresión como la compra de medios por parte del Estado.
Entonces eso ha significado que en Venezuela 40% del territorio no puede tener acceso sino a medios oficiales, el otro 60% está subordinado a radio, televisión autocensurada y los periódicos tienen un problema grave, los que son independientes, problemas graves como suministro de papel.
Nosotros podemos hacer un poco más porque hemos tenido todo este proceso de solidaridad internacional como el préstamo de papel, pero muy limitados en circulación y en páginas.
¿Cuál es su visión, su análisis de lo que pasa en Venezuela a corto plazo para el país, para la democracia, por dónde cree que venga la solución?
—Las soluciones electorales, las soluciones democráticas tradicionales. Los comicios presidenciales son a finales de 2018, falta muchísimo tiempo, entonces el régimen, en la realidad catastrófica que estamos viviendo, la descomposición política que estamos viviendo, le hace pensar a uno que puede venir una salida no democrática como ha pasado en América Latina 20 veces. Para que eso no ocurra debe tomar conciencia Maduro y su régimen de que necesitan hacer una elección no tan lejana como a finales de 2018, tienes que recortar el periodo para hacer una elección presidencial.
¿Lo hará, no lo hará? No lo sé, pero el nivel de descomposición es tan grande que Venezuela está dentro de un tema de ruptura muy peligroso para la democracia. Lo ideal para nosotros es que haya un proceso electoral pronto y se resuelva el problema en la materia para que ya se abra esa válvula democrática.
Con el control que ejerce el Estado sobre todo, ¿se podría pensar en un proceso electoral justo?
— No, por supuesto que no. Un proceso electoral en Venezuela para que sea justo tiene que tener un compromiso internacional muy importante porque el sistema electoral es sumamente viciado.
Si no es por la vía democrática ¿qué costo cree que tenga para el país, si se llega de otra manera?
— De otra manera, es lo que ha pasado en América Latina muchísimas veces cuando los regímenes autoritarios no dejan abiertas válvulas de escape y cada intención de participación es atacada arbitraria y totalitariamente, entonces se va dando una ‘olla de presión’, que en un momento determinado revienta por un caos social, un levantamiento cívico, una intervención militar, cualquier cosa de esas que sabemos cómo terminan.
Dadas las condiciones económicas que está viviendo Venezuela, la realidad terrible que está viviendo, porque es el pueblo y todos los sectores de la población con el desabasto, la inflación, la inseguridad, cada día, si no hay una válvula de escape, se acerca más a un momento crítico.
El papel de México ¿cree que ha sido lo suficientemente activo o le gustaría ver un país más crítico ante lo que ocurre?
— No ha sido lo suficientemente activo, me gustaría ver un México, que es un país que tiene la tradición democrática y que está consciente su gobierno de lo que está pasando allá, pues debería ser un poco más activo. Es la petición que yo haría al gobierno mexicano, teniendo en cuenta que los partidos políticos izquierdistas están muy conscientes en relación con lo de Venezuela.