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El ex gobernador de Texas, Rick Perry, decidió ayer subirse al tren de la lucha por la Casa Blanca prometiendo reforzar la frontera con México en caso de alcanzar la presidencia, para hacer frente así a la amenaza de los cárteles de la droga y el crimen organizado internacional.
“La seguridad nacional de EU comienza con la seguridad fronteriza” con México, dijo Perry, al criticar la política de seguridad del presidente Barack Obama y al justificar su decisión de desplegar, en julio de 2014, un contingente de la Guardia Nacional para contener la oleada de niños indocumentados centroamericanos que puso prueba el sistema migratorio de EU y dejó en evidencia los muchos problemas acumulados ante la ausencia de una reforma migratoria.
La decisión de Perry fue criticada, en su momento, por una coalición de alcaldes de las ciudades fronterizas de McAllen, Edinburg y Brownsville por considerar que los menores de edad que huían de la violencia en Centroamérica no necesitaban de soldados de la Guardia Nacional que les cerraran el paso, sino un trato humanitario en su calidad de refugiados.
Además, Perry llegó al extremo de asegurar, en agosto de 2014, que la Patrulla Fronteriza había detenido a ciudadanos de países vinculados a actividades terroristas como Siria, Paquistán o Afganistán. Estas aseveraciones, sin embargo, no sólo no fueron demostradas nunca, sino que las desmintió en su momento el Departamento de Seguridad Nacional (DHS).
Perry realizó su anuncio en un hangar del aeropuerto de Addison, en los suburbios de Dallas, Texas, donde prometió aplicar en todo Estados Unidos la misma receta que usó cuando gobernó Texas (2000-2015): crecimiento económico basado en la creación de empleo y estímulos a las inversiones, reducir la intervención del Estado y recuperar el liderazgo en el mundo.
“El liderazgo no es hacer un discurso en el Senado. No es lo que dices, es lo que haces. No encontraremos el liderazgo que necesitamos para levantar el país entre la clase política de Washington”, dijo.
El ex gobernador acusó a Obama del “descenso al caos” que, dijo, se vive en Irak y Siria y consideró un error haber retirado las tropas estadounidenses de Irak. “No ha habido peor daño que el repliegue de las tropas desde Irak ordenado por Obama. El presidente fracasó al asegurar la paz, después de que habíamos conseguido resolver las cosas en ese país”, aseguró, en un pronunciamiento que va contracorriente de lo que opina la mayoría en EU.
En un intento por atraer el voto del electorado judío, Perry prometió que en caso de llegar a la Casa Blanca “anularé los acuerdos alcanzados con Irán en materia nuclear”.
La decisión de contender por segunda ocasión a la presidencia pondrá a prueba la capacidad de Perry para dejar atrás la humillante forma en que se vio obligado a abandonar la contienda en 2012, tras un debate presidencial, en noviembre de 2011, en el que fue incapaz de mencionar a las agencias federales que eliminaría de la estructura gubernamental en caso de llegar a la Casa Blanca.
El evento encabezado ayer por Perry, que se hizo rodear de veteranos de guerra, coincidió con el anuncio, a través de Twitter, del ex gobernador de Florida, Jeb Bush, de que lanzará oficialmente su campaña por la presidencia el 15 de junio. Así busca responder a las críticas de quienes le han acusado de retrasar al máximo ese acto para beneficiarse de su condición de candidato no oficial y poder coordinar la recolección de fondos con poderosos grupos de interés y corporaciones.
Una vez que Bush haga oficial su candidatura, la ley le impedirá coordinar sus actividades con los denominados Comités de Acción Política (CAP) que serán la principal fuente de ingreso para empujar su campaña.
En tanto, la precandidata presidencial demócrata Hillary Clinton apeló ayer a ampliar el voto por anticipado en EU, alentando, por ejemplo, a los estados a que establezcan al menos 20 días para ese sufragio. Denunció “los esfuerzos republicanos por restringir el acceso” al voto anticipado y pidió que éste sea “universal y automático”. Con información de agencias