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Debilitado por un desfalco de unos 300 millones de dólares que sufrió de 2010 a 2014 en una trama de corrupción política, el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) admitió ayer que en los últimos días colapsó ante la urgencia de enfrentar el acelerado incremento en el número de casos de chikungunya (esta semana se reportaron hasta 400 enfermos diarios), sin siquiera poder suministrar medicamentos básicos para intentar mitigar la emergencia.
El drama humanitario por el impacto del chikungunya choca con los conflictos políticos que sacuden a Honduras, luego de que el presidente Juan Orlando Hernández admitiera el martes que una red de enriquecimiento ilícito instalada para el desfalco en el IHSS le financió parte de su campaña electoral como candidato del gobernante Partido Nacional (PN), con la que en noviembre de 2013 ganó los comicios presidenciales.
La enfermedad, transmitida por los mosquitos aedes aegypti y aedes albopictus, genera una crisis que, según confirmó ayer la Secretaría de Salud de Honduras a EL UNIVERSAL, de enero a mayo de 2015 registró 28 mil 544 enfermos —de una epidemia que empezó a atacar en la primera quincena de julio de 2014 y dejó un saldo de 5 mil 338 casos a diciembre— en un acoso paralelo al que desde hace varios años se enfrenta el país con las distintas clases de dengue.
“La demanda de medicinas para atender al chikungunya está sobrepasando la capacidad de respuesta de Honduras como país”, admitió ayer Yesenia Torres, vocera del IHSS, consultada por este diario sobre las renovadas alertas de colapso del sistema ante los crecientes requerimientos. Los faltantes de sueros de hidratación y de medicamentos de acetaminofén en tabletas y jarabes son frecuentes, dijo.
“Los laboratorios en los hospitales del instituto realizan 800 exámenes de sangre al día, casi no nos damos abasto. Las unidades de emergencia de los hospitales están saturadas y abarrotadas las 24 horas al día en la atención de pacientes febriles, pediátricos y adultos. Las clínicas periféricas reciben a diario de 100 a 150 pacientes” por la epidemia, añadió.
El médico hondureño Bredy Lara, jefe de la Unidad de Vigilancia de la Salud de la Secretaría, explicó a este diario que “hemos tenido varios brotes en diferentes épocas del año, lo cual nos ha alargado el tiempo de aparición del chikungunya hacia otros meses”. La incidencia de la epidemia en Honduras “ha sido mayor que en otros países”, puntualizó.
Al destacar la gravedad de la crisis sanitaria, Hernández reprochó que “podemos ir a fumigar casa por casa un día, dos días, tres, cuatro, todos los días de la semana, pero si la población no se involucra en prevenir el zancudo, nada estamos haciendo”.
La secretaria hondureña de Salud, Yolani Batres, adujo que “para los zancudos no hay fronteras ni colores políticos, ni condición económica, ni raza, ni color, y tenemos que unirnos para contrarrestar este mal” y pidió a sus compatriotas “acostumbrarnos a vivir aseados”.