Un entramado de empresas fantasmas, o “de maletín”, que surgió de un desfalco por unos 300 millones de dólares ejecutado entre 2010 y 2014 en contra de la seguridad social de Honduras, penetró la política electoral hondureña con un festín de cheques en los comicios presidenciales, legislativos y municipales de noviembre de 2013 y financió parte de la campaña de Juan Orlando Hernández, entonces candidato del gobernante Partido Nacional (PN) y ahora mandatario de ese país. Hernández admitió ayer que su campaña recibió fondos de esas firmas locales.

El presidente del Partido Anticorrupción de Honduras, Salvador Nasralla, denunció en una entrevista con EL UNIVERSAL que “el problema no fue permitir financiamiento (electoral), fue buscarlo con maniobras ilícitas, utilizando instituciones del Estado cuando se es gobierno”.

“El PN estaba en el gobierno y realizó transacciones fraudulentas, fundó empresas de ‘maletín’ para venderle insumos al Estado a precios sobrevalorados, para que el dinero viniera de regreso desde el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) y otros institutos estatales y financiar una campaña que costó aproximadamente un millón de dólares diarios durante 90 días”, aseguró.

“No puede ser que un partido tenga un millón de dólares para gastar diariamente en publicidad”, lamentó, al subrayar que es un gasto “ofensivo” en un país que es uno de los más pobres de América y uno de los más violentos del mundo. El PN acusará a Nasralla de calumnias y difamación.

Hernández reconoció que su campaña captó dineros de esas compañías involucradas en uno de los mayores escándalos de corrupción en las últimas décadas en Honduras y alegó que ignoraba que los donativos —por más de 147 mil dólares en unos 10 cheques— tenían origen ilegal.

“De esos recursos entiendo yo, por lo que me ha informado la gente de contabilidad del Partido Nacional, no sé si llega acaso a los tres millones de lempiras (147 mil 783 dólares)”, alegó el gobernante, quien asumió en enero de 2014 para una gestión de cuatro años. “Fueron 10 cheques, pero yo no tengo nada que ver con la corrupción en el IHSS”, dijo a la televisión hondureña.

Tras advertir que “no nos va a temblar la mano” para atacar la corrupción, alertó que su “moralidad personal” depende “de no tener nada que ver con lo del IHSS”.

El golpe al instituto se registró en la administración del anterior presidente de Honduras, Porfirio Lobo, también del PN y cuyo hijo —Fabio— fue detenido el pasado 20 de mayo en Haití por narcotráfico por agentes antidroga de Estados Unidos y trasladado a Nueva York.

Un ex jerarca del IHSS, dos ex ministros de Lobo y otros ex funcionarios están presos en lo que fue una extensa trama de enriquecimiento ilícito que también involucra a damas de compañía, amantes, novias o “prepago” de Chile y Honduras para movilizar cheques, crear empresas de pantalla y vender con sobreprecio al IHSS.

Roberto Ramírez, fiscal del caso, salió sorpresivamente de Honduras la semana pasada al recibir amenazas de muerte que, según autoridades de inteligencia, son “extremadamente altas”. El escándalo se produce en momentos en que la Justicia abrió, en abril pasado, la puerta para modificar la Constitución y permitir la reelección presidencial en 2017.

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