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Entre agentes de policía que montaban guardia y verificaban bolsos, la gente arribó el jueves al primer oficio fúnebre por las víctimas de la masacre en la histórica iglesia negra.
Mientras tanto, aumentaban las tensiones tras la masacre y las polémicas sobre la bandera y otros símbolos de la Confederación, los estados esclavistas del sur durante la Guerra Civil. La frase "las vidas negras son importantes" apareció pintada con aerosol negro en el monumento al presidente de la Confederación, Jefferson Davis, en Richmond, Virginia, y otros monumentos fueron objeto de vandalismo.
El primer funeral fue el de Ethel Lance, de 70 años, una vecina de Charleston y feligresa de la iglesia Emanuel, donde se produjo la masacre del 18 de junio, durante casi toda su vida. Fue sacristana de la iglesia durante los últimos cinco años de su vida.
Tenía cinco hijos, siete nietos y cuatro bisnietos.
"Vine con la familia porque han sufrido una gran pérdida" , dijo Alexis Mouzon, compañero de secundaria de una hija de Lance.
La gente se secaba las lágrimas con pañuelos e intentaba aliviar el calor con abanicos de cartón que se entregaban en la puerta. Asistieron el reverendo Jesse Jackson, el alcalde Joe Riley y la gobernadora Nikki Haley.
El funeral de Sharonda Coleman-Singleton, de 45 años, estaba previsto para la tarde. Era pastor adjunta en Emanuel, uno de los nueve muertos presuntamente a manos de un hombre blanco que abrió fuego durante una reunión de estudio bíblico, en lo que se ha calificado de ataque motivado por el odio racial.
Los funerales de las demás víctimas están previstos para los próximos días y la semana entrante, y el del pastor de la iglesia, reverendo Clementa Pinckney, para el viernes.
Dylann Storm Roof, el presunto autor de la masacre, fue detenido al día siguiente de ésta cuando un automovilista vio su patente decorada con la bandera de la Confederación.