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La Suprema Corte de Estados Unidos declaró ayer la validez de los subsidios federales que han permitido avanzar a la reforma sanitaria en gran parte del país para arropar a más de 6 millones de ciudadanos de bajos recursos, en una decisión que fue vista como la consolidación del legado más importante del presidente Barack Obama.
El fallo, por 6 votos a favor y 3 en contra, era celebrado ayer a las puertas del Tribunal Supremo por cientos de jóvenes que veían amenazada su cobertura médica y por familias de clase media que tienen familiares con padecimientos crónicos, a la vez que constituyó una derrota frente al segmento más conservador del Partido Republicano.
“Esta ha sido una enorme victoria para los ciudadanos que trabajan muy duro y que, a partir de hoy, gozarán de unas vidas más completas y sanas”, festejó Obama desde los jardines de la Casa Blanca. “A pesar del más de medio centenar de iniciativas de ley que han sido votadas en el Congreso para tratar de revocar la Ley de Salud Asequible (ACA, por sus siglas en inglés), pese a unas elecciones presidenciales donde los candidatos del Partido Republicano prometieron revocarla y a pesar de los muchas embestidas legales, la ley sigue ahí para beneficiar a millones... esta ley está funcionando y ha cambiado, e incluso salvado en algunos casos, vidas estadounidenses”, subrayó.
“Cinco años después, el ‘Obamacare’ (como bautizaron sus detractores a la ley) ya no es futbol político, esto es la sanidad de Estados Unidos, hay mucha gente beneficiada por la ley, incluso muchos que no lo saben”, defendió el presidente.
Aunque la decisión del tribunal supremo no establece jurisprudencia, sino que declara la validez de los subsidios que han permitido la expansión de la nueva ley sanitaria hacia más de 10 millones de derechohabientes en todo el país, el fallo evita el colapso de una reforma que había avanzado a contracorriente en al menos 34 estados controlados por el Partido Republicano, que pese a criticar la ley temía los efectos políticos de un colapso del sistema de salud en estados como Ohio o Florida.
“El Congreso aprobó la ley de salud para mejorar el mercado de seguros médicos, no para destruirlo”, aseguró el magistrado del máximo tribunal, John Roberts, en un reconocimiento explícito de que una resolución en contra de los subsidios federales habría tenido efectos devastadores en el complejo mercado de seguros médicos.
Marco Rubio, senador republicano por Florida y aspirante a la nominación presidencial, arremetió contra el fallo de la Suprema Corte y prometió proseguir la batalla contra la reforma. “El Obamacare sigue siendo una mala ley porque está teniendo un impacto negativo en nuestro país y en la economía de millones de estadounidenses”, aseguró.
El ex gobernador de Florida Jeb Bush, otro aspirante republicano a ocupar la Casa Blanca, también se declaró decepcionado por el fallo. “Como presidente de EU, una de mis prioridades sería arreglar nuestro sistema de salud roto. Trabajaré con el Congreso para derogar y reemplazar esta fallida ley con reformas conservadoras que den a los consumidores más opciones y control sobre sus decisiones de salud”, dijo.
En contraste, la aspirante presidencial demócrata Hillary Clinton dijo que “el Supremo ha afirmado lo que sabemos que es cierto: los seguros de salud deberían ser asequibles y estar disponibles para todos”.
“El voto de la Suprema Corte si bien no es un éxito legal definitivo, sí marca la consolidación de una ley que avanzará de forma más resuelta en los próximos dos años y antes de las elecciones presidenciales”, consideró el analista Michael Shea. Con información de agencias