Ciudad del Vaticano.— La Santa Sede difundió ayer el texto que servirá de guía al próximo Sínodo ordinario sobre la familia, a celebrarse del 4 al 25 de octubre, el cual subraya que la Iglesia estará siempre cerca de las familias, así como de las personas que se han vuelto a casar, pero cerrando las puertas al reconocimiento a los matrimonios civiles y a aquellos entre personas del mismo sexo, que, advierte, “deben ser acompañados y acogidos con respeto y cuidado en la Iglesia y en la sociedad”.
El texto es un instrumentum laboris, un instrumento de trabajo que amplía las conclusiones de la asamblea extraordinaria del año pasado y que retoma, además del tema de los divorciados y los gays, otros como el aborto, la anticoncepción, la educación sexual, los problemas de la mujer, las familias y la formación de los sacerdotes.
Respecto a uno de los temas más delicados que afrontará el Sínodo: la comunión para los divorciados que se han vuelto a casar, el sacerdote Giuseppe Giusti dijo a este diario, al final de la presentación, que “el texto de alguna manera anticipa un primer acuerdo sobre la hipótesis de un itinerario de reconciliación por una vía penitencial, que será supervisada por un obispo, pero el mismo deberá ser definido durante los trabajos de la asamblea sinodal de octubre”.
Por lo que toca a las uniones homosexuales, el documento subraya que toda persona, independientemente de su tendencia sexual, debe ser respetada en su dignidad y tratada con sensibilidad y cuidado, no sin antes precisar que las familias y el eventual miembro homosexual de la misma “deben ser acompañados por las diócesis a las que pertenecen”.
“Acompañar dice todo y nada, visto que el texto señala que no puede haber analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones civiles y gay y las familias tradicionales; esto es, las consagradas por la Iglesia e integradas por un hombre y una mujer, lo que en realidad significa el abierto rechazo de la Iglesia a las uniones no religiosas y las gay”, dijo a EL UNIVERSAL Francesco Peloso, vaticanista del diario italiano Il secolo XIX, cuestionando las supuestas aperturas que se esperan del Sínodo.
Para Peloso está claro que “el ala más conservadora de la Iglesia condicionará los trabajos del Sínodo, ya que el documento también dice no al aborto, eutanasia y a los anticonceptivos. La única posible apertura podría ser la de los divorciados, pero tenemos que ver en que términos”.
El arzobispo Lorenzo Baldisserri, secretario general del Sínodo, quien junto con el arzobispo Bruno Forte y el cardenal húngaro Peter Erdo presentó el documento, fue aún más claro: “La doctrina de la Iglesia no cambia, lo que tenemos que ver es como adaptarla al mundo de hoy” dijo.
Los obispos, señalan algunos, más bien buscarán en el Sínodo tender puentes de unión con personas como los divorciados.