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La refundación de los programas de espionaje, bajo el pomposo título de “Acta de la Libertad” avanzaba ayer a duras penas en el Senado de Estados Unidos con la discusión e incorporación de enmiendas que buscan un equilibrio entre la necesidad de seguir espiando al enemigo identificado, pero con un mayor control de los poderes legislativo y judicial para garantizar el derecho a la intimidad de millones de ciudadanos.
“Tenemos que encontrar el equilibrio justo entre proteger la intimidad de millones y evitar un atentado terrorista”, reconoció el senador republicano por Indiana, Dan Coates, del Comité de Inteligencia y quien se ha convertido en un vehemente defensor del Acta de la Libertad.
La CNN ofrecía ayer un atisbo del estado de ánimo de la nación en momentos en que se debate el futuro de programas de espionaje denunciados por el ex analista de la CIA Edward Snowden.
Una encuesta de la cadena revelaba que 73% de los ciudadanos identificados como republicanos y 63% de demócratas apoyan la renovación del programa de espionaje, pero con mayor supervisión desde el Congreso y el Departamento de Justicia.
Un 52%, sin embargo, no se ha creído el argumento del gobierno de Barack Obama que, en el curso de las últimas horas, ha agitado el fantasma de la amenaza terrorista tras el fin de la recolección de información masiva que permitía el Acta Patriota y que —según han machacado la CIA y la Casa Blanca— ha dejado con la “guardia baja” a EU.
La Ley Patriota, en particular las provisiones que permitían la recolección masiva de información a través de las compañías telefónicas y de los servidores de internet, dejó de tener vigencia legal a la medianoche del domingo, luego de que el Senado no lograra una votación para introducir modificaciones en la sección 215.
La medida, según reconoció ayer la Casa Blanca, ha obligado a la comunidad de inteligencia a echar mano de “otras herramientas”, que sin embargo no pueden reemplazar los programas de monitoreo que han sido renovados en el Acta de la Libertad y que volverán a entrar en funcionamiento una vez que sea aprobada y promulgada la ley en los próximos días.
En medio de una oleada de opiniones a favor de la renovación de los programas de espionaje, pero que dudan de la sinceridad del gobierno, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, adelantaba ayer que al final “se impondrá el sentido común” con la votación del Acta de la Libertad este martes.
Tras la votación en el Senado, la iniciativa de ley sería devuelta a la Cámara Baja para conciliar el lenguaje legislativo. Mientras el proceso legislativo avanzaba entre forcejeos y acusaciones (principalmente del senador por Kentucky y aspirante presidencial, Rand Paul), la administración Obama renovaba su llamado para el retorno de los programas que permiten la recolección de información de millones de ciudadanos, pero que no podrán ser usados a menos que se cuente con una orden judicial.
“El presidente Obama considera que el Acta de la Libertad es una legislación que incorpora reformas que protegen la privacidad y las libertades civiles de los estadounidenses, y robustecen las herramientas que renuevan nuestra seguridad nacional”, consideró el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest. “Por eso el presidente ha insistido en la urgencia de que el Senado apruebe a la brevedad esta ley”, añadió.
El llamado encontraba eco y respaldo entre algunos de sus habituales adversarios, como el senador por Arizona, John McCain, quien insistió en la necesidad de aprobar una ley que “es más necesaria que nunca”.
“El grado de violencia que estamos viendo en Irak y Siria y las amenazas que han lanzado contra EU los líderes del Estado Islámico, requieren de nuestra acción inmediata”, consideró McCain al urgir a sus colegas a aprobar el Acta de la Libertad.