En una decisión que marca un antes y un después en las relaciones de Estados Unidos con Cuba, la administración de Barack Obama confirmó ayer la eliminación del país caribeño de la lista de naciones que patrocinan el terrorismo internacional.

Obama reveló su intención a mediados de abril y el Congreso tenía 45 días para evaluarla y, en su caso, rechazarla. Al cumplirse el plazo, sin que se presentaran objeciones, el Departamento de Estado hizo ayer el anuncio oficial de una decisión que empuja lo que muchos consideran como el inevitable aunque complejo proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas.

“Si nos atenemos a los discursos de Raúl Castro, que en Panamá habló de la importancia de esta decisión, el camino parece libre para la próxima apertura de las embajadas en Wa-shington y La Habana”, consideró Eric Langer, director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown.

Para Langer, el hecho de que la notificación del presidente Obama al Congreso haya avanzado sin oposición demuestra que “la clase política de Estados Unidos esta convencida de que el restablecimiento de las relaciones entre Washington y La Habana no tiene marcha atrás”.

Aun así, añadió, habrá voces como la de los senadores Bob Menéndez o Marco Rubio, “criticando la decisión para tratar de seguir contando con el apoyo del exilio cubano en Miami o ganar votos en las primarias republicanas a la nominación presidencial”.

La salida de Cuba de la lista de naciones que apoyan la actividad terrorista traerá consigo efectos inmediatos, aunque de relativo alcance, para que el gobierno de La Habana consiga entreabrir la puerta para la normalización de relaciones financieras o comerciales con EU, una posibilidad hasta ahora vetada bajo las estrictas normas de la Oficina de Control de Activos extranjeros del Departamento del Tesoro (OFAC por sus siglas en inglés).

A pesar de ello, Cuba no podrá beneficiarse del fin de todas las regulaciones, dado el embargo comercial que EU impuso a la isla desde 1960.

En rueda de prensa, el portavoz del Departamento de Estado, Jeff Rathke, tuvo serias dificultades a la hora de definir los nuevos límites que marcarán, por ejemplo, la participación de Cuba en una larga lista de programas de asistencia. “Cuando se habla de la ayuda exterior hay una sección de la Ley de Asistencia Exterior por lo que Cuba ya no sería descalificada... Sin embargo, hay muchas otras restricciones en esa ley y otros estatutos que continuarán para limitar la asistencia extranjera a Cuba”, dijo.

Por otro lado, el Departamento de Estado se esforzó en desvincular la salida de Cuba de la lista de naciones que patrocinan el terrorismo de las negociaciones en curso para destrabar la apertura de las embajadas de ambos países. “Vemos estos dos asuntos de forma independiente”, dijo Rathke.

Obama, por su parte, espera poder visitar Cuba antes de dejar la presidencia. “Sería otro paso histórico en los esfuerzos para normalizar relaciones entre los dos países”, dijo el vocero presidencial Josh Earnest.

La decisión de retirar a Cuba de la lista de naciones que patrocinan el terrorismo fue signada por el secretario de Estado, John Kerry, tras concluir que este país “no ha dado ningún tipo de apoyo al terrorismo internacional durante los seis meses previos” y ha dado “garantías de que no apoyará actos de terrorismo internacional en el futuro”.

En México, la Secretaría de Relaciones Exteriores dijo en un comunicado que “esta medida favorece el diálogo y el entendimiento entre Cuba y Estados Unidos, en el marco del proceso de normalización de relaciones diplomáticas”. Con información de agencias

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