Estados Unidos incrementó ayer su presencia militar en el norte de Centroamérica, con el desembarco aéreo y marítimo en Honduras de un primer contingente de 180 Infantes de Marina que en los próximos días incrementarán su número para completar 280 soldados, a desplegarse en Guatemala, El Salvador y Belice e intensificar las operaciones en los cuatro países del istmo que son la puerta del contrabando de cocaína de Colombia y Venezuela hacia México, en ruta a los mercados estadounidenses de consumo de drogas.

En un operativo que se prolongará hasta noviembre de 2015 en una de las zonas más violentas del mundo, las tropas adiestrarán a estratos centroamericanos de seguridad para combatir el narcotráfico y a otras mafias del crimen organizado. El primer grupo, que llegó en aeronaves y buques, pertenece al Cuerpo de Infantes de Marina de la Fuerza de Tarea Sur de Propósito Especial Aeroterrestre, e integra el Comando Sur del ejército de EU, acantonado en Florida. Su arribo fue precedido por unos 300 militares y civiles estadounidenses que este mes entrenaron a efectivos hondureños en la guerra a la delincuencia organizada.

El comando informó que los marines podrán “agrupar personal y equipos rápidamente” ante una emergencia. Aparte de misiones humanitarias, adiestrarán a sus contrapartes en la batalla contra el crimen y serán distribuidos en las cuatro naciones para cooperar en seguridad con trabajos “que se adapten a la necesidad de cada país”, precisó.

Las tropas se instalaron en la Base Aérea de Soto Cano o Palmerola, una estación que EU mantiene desde 1983 en Honduras y que fue estratégica para sus operaciones militares al final de la Guerra Fría, con los conflictos en Guatemala, Nicaragua y El Salvador entre guerrillas izquierdistas y ejércitos derechistas. El cuerpo se unió a la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo, también del comando y que está permanentemente en Palmerola, sector central de Honduras.

“El actual despliegue se inscribe en el escenario de profunda corrupción en estos países, en especial Guatemala y Honduras, y EU asumió control de su agenda de seguridad”, dijo el hondureño Eugenio Sosa, catedrático de la Facultad de Ciencias Sociales de la estatal Universidad Autónoma de Honduras. “Washington marca la agenda y los gobiernos obedecen”, afirmó en una entrevista con EL UNIVERSAL, al advertir que “las élites (del norte de Centroamérica) están en la incertidumbre de ceder a EU, mientras cada vez más se revelan sus lazos con las mismas mafias a las que dicen combatir”.

En este marco, y en uno de los más recientes y graves escándalos de narcocorrupción regional, el hondureño Fabio Lobo, hijo del ex presidente Porfirio Lobo, fue detenido el 20 de mayo en Haití en un operativo antidroga de EU y la policía haitiana y deportado a Nueva York acusado de narcoactividad. “Los nexos política-crimen organizado son de hace muchos años”, recordó Sosa.

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