Riad .— Al menos 22 personas murieron y más de 80 resultaron heridas en ataques perpetrados contra mezquitas chiítas en Arabia Saudita y Yemen, en hechos que fueron reivindicados por seguidores del Estado Islámico (EI), que de este modo parece extender su zona de acción a territorio saudita.
En Arabia Saudita la comunidad minoritaria de los chiítas fue víctima del ataque cuando, según informaciones dadas a conocer por el Ministerio del Interior, un hombre hizo detonar un cinturón cargado de explosivos en una mezquita cerca de Al-Qatif durante la plegaria de los viernes.
Los chiítas celebraban ayer el aniversario del nacimiento de Husayn ibn Ali, figura emblemática del siglo VII. El ataque dejó 22 muertos y 75 heridos y fue reivindicado en Twitter por seguidores del EI y condenado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU).
En la región saudita el ambiente era tenso. Muchas personas salieron a las calles gritando lemas chiítas mientras en internet comenzaban a circular imágenes y videos de cadáveres cubiertos y ambulancias que se acercaban al lugar del hecho.
Prácticamente al mismo tiempo explotó una bomba delante de una mezquita chiíta en la capital de Yemen, Saná, donde testigos reportaron a su vez diez heridos. La milicia sunita EI también se adjudicó la autoría de este ataque.
Los atentados del viernes afectaron a dos países sumidos en un conflicto entre sí: Arabia Saudita lidera desde marzo una coalición que combate a los rebeldes hutíes en Yemen. El gobierno saudita apunta a reinstaurar en el poder al gobierno desplazado por los rebeldes hutíes.
Irán, que mantiene tensas relaciones con Arabia Saudita porque rechaza la misión saudita en Yemen, repitió ayer su rechazo a esos operativos, pero también repudió el ataque a la mezquita saudita.
Esta semana, el EI registró importantes avances en sus principales regiones de acción, Siria e Irak. En Irak controla grandes partes del norte y del este, mientras que en Siria ha logrado conquistar sobre todo regiones del este. Al adjudicarse los ataques de ayer, los seguidores del EI aseguraron que las víctimas eran “herejes e infieles”. DPA