Washington.— Con el gesto impasible, Dzhokhar Tsarnaev, el estudiante de 21 años que participó en el atentado terrorista de abril de 2013 contra el Maratón de Boston, con un saldo de tres muertos y más de 200 heridos, escuchó ayer una sentencia de muerte largamente esperada por los afectados y los familiares de las víctimas.

Tras un proceso de más de cuatro meses y una deliberación de más de 14 horas, los 12 integrantes del jurado comparecieron para entregar el fallo. Dzhokhar permaneció de pie con las manos entrelazadas mientras se anunciaba la sentencia.

El estadounidense de origen checheno fue declarado culpable en abril de los 30 cargos que se le imputaban. Para 17 de ellos estaba contemplada la pena de muerte, que para ser determinada debía contar con la unanimidad de los 12 miembros del jurado en uno de estos puntos. La pena alternativa que podría haber enfrentado Tsarnaev era cadena perpetua.

La defensa arguyó infructuosamente que Dzhokhar era un chico impresionable de 19 años al que desvió del camino su hermano Tamerlán, de 26 años, quien era dominante y explosivo, y quería castigar a Estados Unidos por las guerras lanzadas en países islámicos. Tamerlán falleció por las heridas sufridas en un tiroteo con la policía, el 19 de abril de 2013. Horas después fue detenido Dzhokhar.

Entre los sollozos de algunos integrantes del jurado, que dejaron al descubierto el difícil trance vivido antes de emitir la sentencia, el magistrado encargado de instruir el proceso, George O’ Toole, se limitó a ponderar: “Deberían estar orgullosos del servicio que han prestado en este caso”.

Indiferente a la escena en la que se decidía su suerte, Dzhokhar jamás dirigió la mirada a los miembros del jurado y se limitó a escuchar los términos de una sentencia que ha sorprendido por su dureza tratándose de un estado como Massachusetts, donde la pena de muerte no goza de un apoyo generalizado —menos de 20%, contra 56% a nivel nacional— y de hecho se prohibió este tipo de sentencia en los años 80. La última ejecución fue en 1947. Sin embargo, el juicio de Tsarnaev es federal, lo que permitió condenarlo a muerte.

A la medida

Nada más conocerse los términos del fallo —la tercera condena a pena de muerte en una corte federal de EU desde 1988—, la fiscal general estadounidense, Loretta Lynch, difundió un comunicado para congratularse por los alcances de una pena “a la medida de un crimen terrible”.

A su vez, la fiscal a cargo del caso, Carmen Ortiz, compareció ante los medios para agradecer a los miembros del jurado y a los testigos —incluyendo sobrevivientes y familiares de las víctimas—, que decidieron participar a lo largo de un proceso que puso a prueba “la unidad de una comunidad” contra “la amenaza de los terroristas”. “Tras dos años de intensas pesquisas y de valoración de pruebas, es hora de pasar la página de esa tragedia. Este no es un día para celebrar”, añadió Ortiz.

Vía Twitter, Sydney Corcoran, sobreviviente del atentado, dijo que la decisión del jurado la ayudará a ella y a su madre, que también fue víctima del ataque, a salir adelante. “Él se quitó su derecho a vivir. Mi madre y yo creemos que ahora que él se irá nosotras podremos salir adelante. Justicia. En sus propias palabras, ‘ojo por ojo’”, escribió.

La sentencia contra Dzhokhar, que podrá ser apelada pero difícilmente revertida, marcó el fin de un proceso de más de cuatro meses y una pesadilla de más de dos años para los familiares de las víctimas que perdieron la vida o que sufrieron la amputación de alguno de sus miembros.

El ataque terrorista del 15 de abril de 2013, en el que los hermanos Tsarnaev detonaron dos explosivos en la línea de meta del Maratón de Boston, fue el peor desde los atentados de septiembre de 2001 y dejó al descubierto la amenaza del terrorismo doméstico y los llamados lobos solitarios que se han convertido en un quebradero de cabeza para los servicios de inteligencia y el FBI.

Dzhokhar queda ahora en manos de la Oficina Federal de Prisiones, que decidirá el centro carcelario al que será remitido. Entre las cárceles que podrían recibirlo se encuentra la de máxima seguridad conocida como ADX, en Florence, Colorado.

Allí purgan condenas terroristas como Ramzi Yousef, autor del atentado contra el World Trade Center en 1993; Zacarias Moussaoui, presunto conspirador de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y Ted Kaczynski, mejor conocido como Unabomber. Una segunda posibilidad, tratándose de una pena de muerte, es la prisión de Terre Haute, en el estado de Indiana. Con información de agencias

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