Mientras nuestros políticos no paran de hablar del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, los ciudadanos seguimos sufriendo toda clase de abusos y molestias a manos del servicio público de pasajeros, ya sean peseros, taxis o camiones.

Aunque a los candidatos no les preocupen tales minucias, se calcula que un 30% de los taxímetros análogos del país están alterados para realizar un cobro mayor al correspondiente. No hay forma de que el usuario lo sepa o pueda darse cuenta del sobrecosto que le están aplicando.

Y ojo que esa práctica fraudulenta no afecta a unos pocos cientos de personas. Según la encuesta “Origen-Destino” del Inegi, el taxi es el tercer medio de transporte más utilizado en la Ciudad de México, por lo que podemos afirmar que los taxímetros piratas afectan a la economía de cientos de miles de familias.

La regulación de los taxímetros data de 2003 (NOM-007-SCFI-2003), pero requiere de una modernización urgente, a fin de generar un marco jurídico que esté actualizado y genere condiciones de seguridad y certeza para los usuarios de taxis.

En muchas ciudades del mundo ya se están utilizando las nuevas tecnologías para mejorar las condiciones de prestación del servicio de taxis, por ejemplo a través de la introducción de tabletas que están conectadas a internet y llevan un registro puntual de los viajes realizados por la unidad de que se trata. Ha llegado el momento de que México se sume a ese movimiento.

¿Qué podemos lograr si modernizamos el marco jurídico del servicio de taxi e introducimos las nuevas tecnologías? Hay al menos las siguientes ventajas a considerar:

Seguridad para los usuarios. Las tabletas tienen la posibilidad de estar conectadas con las autoridades, a través de los C5, mediante un botón de pánico que puede activar una función de video y audio para tener constancia de lo que sucede en el vehículo. Esto puede suponer mayor seguridad tanto para los usuarios como para el propio conductor del taxi.

Mejoramiento de la movilidad. Los avances tecnológicos le permitirían a los taxistas, a través de la geolocalización, disminuir los tiempos de traslado, prever el tráfico que existe en la ruta y atender a un mayor número de usuarios. Para el pasajero, la ventaja es que puede saber en dónde está el taxi que lo va a recoger y cuál es la mejor ruta que debe seguir (para evitar los famosos “paseos” que a veces dan los taxistas para cobrar más por el servicio).

Competitividad. Para nadie es secreto que Uber y Cabify le están quitando muchos pasajeros a los taxis tradicionales. El uso de la tecnología los puede hacer más competitivos, evitando que se la pasen dando vueltas para encontrar pasaje y teniendo un mayor control sobre sus viajes y sus ingresos. Recordemos que solamente en la Ciudad de México hay casi 140 mil taxis. Ayudarles a competir con Uber y Cabify es algo bueno para ellos y para sus usuarios.

Cobro con tarjeta. Todos hemos sufrido alguna vez para saber si nos va a alcanzar o no con lo que traemos en el bolsillo para pagar un taxi. El uso de las nuevas tecnologías permitirá que los taxis acepten pagos con tarjeta, como ya sucede en muchas ciudades del mundo, con lo cual los usuarios no tienen que preocuparse de traer dinero encima y los taxistas tampoco batallarán consiguiendo cambio.

Muchas cosas se han modernizado en México en los últimos 15 años. Pero no lo ha hecho la regulación de los taxímetros, con lo cual todos perdemos. Es momento de dar un paso hacia adelante y asegurarles las mejores condiciones de servicio a quienes se suben a un taxi, así como a los conductores y a sus familias.

Los buenos gobernantes son aquellos que mejoran la vida cotidiana de las personas, no los que se quedan haciendo promesas de campaña. Uno de los grandes cuellos de botella para el desarrollo del país es precisamente el transporte, debido a las dificultades que sufrimos millones de personas todos los días para llegar a nuestros destinos. Es momento de usar los avances tecnológicos para mejorarlo, dinamizando de esa forma la economía y mejorando la calidad de vida de las personas. Para eso, y no para otras cosas, existen los gobiernos.


Investigador del IIJ-UNAM.
@MiguelCarbonell centrocarbonell.mx

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