La crisis del multilateralismo es reflejo del vació ideológico de nuestro tiempo. La ONU es la gran institución multilateral de la postguerra, de la cual México fue uno de los cincuenta y un países fundadores en 1945.

La preocupación por evitar una confrontación bélica de las potencias de postguerra generó un mundo bipolar, dividido por ideologías excluyentes cuyos modelos económicos condicionaron la evolución de sus sistemas políticos.

Desde entonces y hasta la fecha México ha mantenido posiciones congruentes que se distinguen por los vaivenes de la política interna o el estilo personal de sus gobernantes. Nuestros mandatarios han evitado utilizar a la ONU como pedestal de vanidades, tribuna para lavar culpas o plataforma de intereses ilícitos.

Reviso algunas participaciones de los mandatarios mexicanos como referentes de los asuntos de su tiempo. El primer presidente de México que dirigió un mensaje al pleno de la ONU fue Miguel Alemán Valdés, quien aseveró que: “El egoísmo nacionalista del siglo XIX nos condujo en el siglo XX al holocausto de dos tremendas conflagraciones”. Rechazó que el poderío de los fuertes lucrara a costa de los derechos de los débiles y definió que “la paz no es un equilibrio de conformismos, sino una determinación enérgica del espíritu”. En su tiempo, Adolfo Ruiz Cortines asumió la defensa inquebrantable de la soberanía de Cuba, que prevalece hasta nuestros días. Adolfo López Mateos explicaba que “la paz que anhelan nuestros pueblos no es una tregua armada” y abogaba por el imperio del Derecho sobre la amenaza del poder. Durante el mandato de Gustavo Díaz Ordaz, en 1967 se promulgó el Tratado de Tlatelolco, proscribiendo las armas nucleares de Latinoamérica, y Luis Echeverría, inspirado por Porfirio Muñoz Ledo, promovió la Carta de Deberes y Derechos Económicos de los Estados, para impulsar el progreso de los países del tercer mundo.

En 1994, la entrada en vigor del TLCAN coincidió con la inconformidad social en Chiapas. Carlos Salinas de Gortari refrendó la posición a favor de una paz negociada y sostuvo que la apertura comercial acelera el progreso económico. Cuatro años después Ernesto Zedillo subrayaba la importancia de la estabilidad macroeconómica y acusaba que la lucha contra las drogas es un fenómeno multinacional. Durante la crisis del terrorismo y la invasión a Iraq Vicente Fox, en 2003, declaró que “la seguridad no se construye con barreras o con ignorancia”. El día de ayer, en su última participación como presidente de México, Enrique Peña Nieto, al recapitular los resultados de su mandato, se pronunció a favor del multilateralismo y en contra del proteccionismo, reiteró la importancia de avanzar en las metas de la agenda 2030 y los Compromisos del Milenio, así como en el desarrollo sustentable. Anunció que con Suiza se trabaja por un pacto mundial para una migración segura, ordenada y con respeto a los derechos humanos, el cual habrá de ser ratificado en diciembre en Marruecos, y recalcó que la transición política fue democrática, pacífica y legítima.

La ONU bien podría impulsar avances trascendentes en los grandes temas de la agenda global, no obstante, es evidente que enfrenta múltiples obstáculos en muchos países y resistencias en su propia burocracia. Es evidente que este foro debe reformarse para abrir espacios de participación a organizaciones sociales especializadas que complementen y en su caso contrarresten las limitaciones que le imponen los gobiernos y los intereses económicos formales e ilegales. Su éxito es responsabilidad de todos, pues su fracaso es la peor de las opciones.

Rúbrica. El colmo de la egolatría. El autoelogio de Trump no había causado tanta risa en el pleno de las Naciones Unidas desde que Nikita Khruschev golpeó la mesa con un zapato.

Político, escritor y periodista.
@AlemanVelascoM

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