Las ideologías dominantes del siglo veinte han establecido las bases de los modelos económicos y los postulados ideológicos de nuestro tiempo. La confrontación de las visiones del capitalismo y del socialismo han determinado las diversas modalidades que partidos y países han elegido como vía de gobernabilidad democrática, así como tantas dictaduras que en su nombre cometen todo tipo de abusos. Son dos ideologías dominantes del siglo XX que se distinguen por su oposición diametral en los aspectos fundamentales de la vida del individuo, tales como la propiedad privada o la pluralidad ideológica. Adoptar dogmáticamente las ideas de Marx o de Rockefeller no ha sido exitoso. En el extremo, el dominio del mercado y el monopolio para ejercer el poder político han sido ineficaces para resolver la pobreza y ninguno está exento de los vicios comunes de corrupción y abusos. El dilema entre mercado y Estado se supera en su propia dialéctica en una síntesis viable que garantice las condiciones de superación individual y colectiva sin menoscabo de las libertades.
En México, la Constitución de 1917 define un proyecto de nación, que hace énfasis en la justicia social, el respeto a las libertades, la propiedad privada y el papel del gobierno para garantizar la paz social, la impartición de justicia, la soberanía y la no reelección. Se reconocen las responsabilidades del Estado en labores de beneficio público como garante de los derechos sociales, la educación, la salud, la tenencia de la tierra, el trabajo y la definición de un modelo de economía mixta, entre otros.
En el pasado nuestro país no ha sido ajeno a las ambiciones externas y presiones internas para que el péndulo político se oriente hacia la izquierda o la derecha.
Hace un siglo, en marzo de 1919, los países victoriosos de la Primera Guerra Mundial vivían los primeros meses de paz; las viejas monarquías europeas expiraban ante gobiernos parlamentarios. Ese año, el afamado economista Joseph Schumpeter publicó el ensayo titulado Sociología del imperialismo, para impulsar un modelo económico internacional de libre mercado en el que criticaba el proteccionismo y las viejas ambiciones imperialistas. Durante esos días en Moscú se convocaba a la Primera Internacional, con el fin de suprimir el sistema capitalista y el derrocamiento del régimen burgués internacional. El frágil armisticio no identificó la profunda fractura ideológica que regiría los destinos del pensamiento político hasta nuestros días.
Hoy el proyecto de nación es fundamental. Los artículos 25 y 26 de nuestra Constitución definen la rectoría del Estado para planear, conducir, coordinar y orientar la actividad económica nacional en un marco de libertades. La elaboración del Plan Nacional de Desarrollo considerará la continuidad y adaptaciones necesarias de la política nacional para el desarrollo industrial, con vertientes sectoriales y regionales. Dicho plan habrá de ser presentado a la Cámara de Diputados el último día hábil del mes de febrero posterior a la toma de posesión.
En esta fecha conoceremos a detalle el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, el cual será la guía que orientará a la nueva administración, dando prioridad a la reducción de la pobreza y la erradicación de la corrupción de todos los actos de gobierno. En ese plan el protagonista principal es el ciudadano, como agente de superación y como responsable de aprovechar las libertades y las oportunidades para superarse.
En sus páginas habremos de encontrar los espacios de participación y colaboración entre ciudadanos y gobierno para aportar los mejores esfuerzos para el mejoramiento del país. Los países no progresan en la confrontación y la división, sino en la armonía y en la confianza.
Rúbrica. Amor al revés es Roma. Reconocimiento a Alfonso Cuarón y al equipo de Roma que logró poner un retrato de México en la cúspide cinematográfica mundial.
Político, escritor y periodista.
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